domingo, febrero 01, 2009

Mañana en la batalla piensa en mi…


Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda. Nadie piensa nunca que nadie vaya a morir en el momentos más inadecuado a pesar de que eso sucede todo el tiempo, y creemos que nadie que no esté previsto habrá de morir junto a nosotros. Muchas veces se ocultan los hechos o las circustancias: a los vivos y al que se muere -si tiene tiempo de darse cuenta- les avergüenza a menudo la forma de la muerte posible y sus apariencias, también la causa. Una indigestión de marisco, un cigarrillo encendido al entrar en el sueño que prende las sábanas, o aún peor, la lana de una manta; un resbalón en la ducha -la nuca- y el pestillo echado del cuarto de baño, un rayo que parte un árbol en una gran avenida y ese árbol que al caer aplasta o siega la cabeza de un transeúnte, quizá un extranjero; morir en calcetines, o en la peluquería con un gran babero, en un prostíbulo o en el dentista; o comiendo pescado y atravesado por una espina, morir atragantado como los niños cuya madre no está para meterles un dedo y salvarlos; morir a medio afeitar, con una mejilla llena de espuma y la barba ya desigual hasta el fin de los tiempos si nadie repara en ello y por piedad estética termina el trabajo; por no mencionar los momentos más innobles de la existencia, los más recónditos, de los que nunca se habla fuera de la adolescencia porque fuera de ella no hay pretexto, aunque también hay quienes los airean por hacer una gracia que jamás tiene gracia.

Me encanta cuando alguien piensa en un libro y llega la conclusión que lo tienes que leer. Da la casualidad que en esta ocasión es de Javier Marías, un escritor del que no había leído nada pero tenía muchas ganas de leer. Si calificase a este libro con un adjetivo sería, exquisito. El final, en su desenlace, recuerda un poc a Paul Auster por eso de las casualidades. Desde mi punto de vista, en esta obra, se le da más importancia a la manera de contar las cosas que a la historia en si, supongo que sea una de las características de este autor, lo veremos con el tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirando en profundidad el texto que hoy nos presentas, se me ocurre una duda: estos tochos te los copias a pelo, te los dictan o te los escaneas con un software de reconocimiento de texto (OCR)???
:D

Mork dijo...

Depende, unoas veces me lo pican y otras los pico. En esta ocasión lo he picado yo. :)