domingo, octubre 10, 2010

Cuatro Hermanas por Jetta Carleton


Mi padre poseía una granja en el lado occidental del Misuri, por debajo del río, donde la meseta de Ozark desciende para unirse a la llanura. Es ésta una región surcada por riachuelos, rica en pastos que, buscando la luz del sol, surgen en medio de valles llenos de arbolado y se extinguen sobre enhiestas rocas calizas. Es una bonita comarca. No despierta admiración, como hacen otras, pero a su modesta manera es una tierra fértil en la que abunda el maiz, los caquis, zarzamoras, nogales negros, hierba de forraje y rosas salvajes. La granja, ochenta hectáreas bañadas por las lentas y parduscas aguas del Little Tebo, se enclava en su centro.
No había aun concluido el siglo XIX cuando mis padres, Matthew y Callie Soames, llegaron por primera vez a la granja. Recién casados, llevaban por todo equipaje una tetera, un colchón de plumas y un par de mulos. Más adelante, se fueron a vivir a una pequeña ciudad donde mi padre era maestro de la escuela. A veces regresaban a la granja durante el verano, y al cabo de muchos años se quedaron definitivamente en ella. Pintaron la casa, arreglaron el viejo granero gris, compraron un buey y un depósito de butano, y se instalaron allí todo el año, tan felices como si fueran dos saludables jóvenes de 20 años, en vez de una delicada pareja que pasaba de los setenta.
Mis hermanas y yo solíamos ir a verlos todos los veranos. Jessica llegaba del corazón de los Ozarks; Leonie, de una pequeña ciudad de Kansas, y yo, de Nueva York, donde trabajaba en televisión, por aquellos tiempos una industria nueva que a mi familia le parecía muy misteriosa.


Siento debilidad por los libros de la Editorial Asteroide, son exquisitos en cuanto al diseño-maquetación y por supuesto en la elección de autores. Isi lleva medio año diciéndome que lo tenía que leer y por fín le llegó la hora. En un principio no me estaba interesando mucho pero en el momento que la autora se mete en el meollo de las historias individuales de cada personaje para formar un todo, ahí te atrapa y no te suelta hasta el final. Un libro para emocionar y una lectura para releer. Si tienes ganas de leer una historia sin prisa no esperando nada en particular éste puede ser un muy buen libro. Una pena que la autora sólo escribiese esta historia.

2 comentarios:

Isi dijo...

Me alegro de que te gustara. Yo también pienso que es un libro para releer; las historias de cada uno son preciosas. Lo que me da pena es que le cambiaran el título al libro, ya que las flores que se abrían al anochecer pueden ser un personaje más.

Mork dijo...

Si, pero ya sabes q aquí en España somos lo reyes de cambiar títulos.