sábado, enero 11, 2014

El francotirador paciente | Arturo Pérez Reverte


Mientras prestaba atención a la propuesta que iba a cambiar el sentido de mi vida, pensé que la pa- labra azar es equívoca, o inexacta. El Destino es un cazador paciente. Ciertas casualidades están escritas de antemano, como francotiradores agazapados con un ojo en el visor y un dedo en el gatillo, esperando el momento idóneo. Y aquél, sin duda, lo era. Uno de tantos falsos azares planeados por ese Destino re- torcido, irónico, aficionado a las piruetas. O algo así. Una especie de dios caprichoso y despiadado, más bromista que otra cosa. —Vaya, Lex... Qué casualidad. Iba a llamarte uno de estos días. Me llamo Alejandra Varela, aunque todos me llaman Lex. Hay quien después de pronunciar mi nombre añade un par de adjetivos no siempre agrada- bles; pero estoy hecha al asunto. Curtida por diez años de oficio y treinta y cuatro de vida. El caso es que los astros empezaron a alinearse desde aquel mo- mento, tras esas palabras, cuando la voz educadísima de Mauricio Bosque, propietario y editor de Birnan Wood, sonó a mi espalda en la librería del Museo Reina Sofía. Yo había estado echando un vistazo a las mesas de novedades, y ahora lo escuchaba atenta, sin manifestar entusiasmo ni indiferencia. Con la cautela adecuada para que mi interlocutor no cayera en la tentación de regatear mis honorarios, si de eso se tra- taba. Algunos empleadores estúpidos tienden a con- fundir el interés por tu trabajo con la disposición a cobrar menos por hacerlo. Mauricio Bosque, un chi- co fino, rico y listo, estaba lejos de ser un estúpido; pero como cualquier otro de los que yo trato en el mundo de la edición —ahí todos oyen caer al suelo una moneda y dicen «mía»—, era capaz de recurrir al menor pretexto con tal de adelgazar gastos. Ya me lo había hecho otras veces, con su pulcra sonrisa y sus chaquetas de sport hechas a medida en Londres, o en donde se las hiciera. Y lo veía venir.


Curiosa incursión de Perez Reverte en su último libro. No me lo podía perder, sobre todo tenía curiosidad de como un tipo como Reverte iba a salir de este embrollo.  Lo digo porque por muy inteligente que seas y por mucho que profundices en un tema hay cosas que se te pueden ir de las manos. Y en este libro Perez Reverte se ha columpiado, oye campanas pero no sabe muy bien donde. A lo largo de todo el relato hace una mezcolanza entre graffiti  y street art que no se aclara ni él, cuando son dos disciplinas artísticas conceptualmente completamente distintas; incluso estéticamente. Eso si, las dos se realizan normalmente en la calle, a oscuras y con peligro de que te pillen. Me da la sensación que ha querido relatar la vida y obra de Banksy y ha creado un sucedáneo de personaje que no nos lleva a ninguna parte. Si no entiendes de esto, te parecerá una historia entretenida con un final sorprente, me recuerda mucho al admirado Perez Reverte de haces años. Pero no nos engañemos Arturo… has metido la pata hasta el fondo.

2 comentarios:

Mónica-serendipia dijo...

No tenía ni idea de lo que iba la nueva novela de Arturo Pérez Reverte, de hecho estaba esperando a leer algunas reseñas. Como yo no entiendo nada de arte callejero del que nos adviertes, quizás sí que sea un libro para mí. Después de leer tu reseña me he dado cuenta de que sí, de que echo de menos a ese Pérez Reverte de cuando empezaba a a triunfar. Saludos.

Mork dijo...

Hola Mónica, sino has leido el anterior hazlo pq está genial y es ese Reverte q queremos ;)