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sábado, noviembre 03, 2012

Cosmópolis | Don Delillo


El sueño se abstenía de visitarlo ahora más a menudo que antes, no ya una o dos veces a la semana, sino cuatro, cinco incluso. ¿Cómo lo remediaba cuando le sucedía? No salía a dar largos paseos mientras se desplegaba el amanecer. No había un amigo o amiga a los que tanto quisiera como para angustiarlos con una llamada a tales horas. ¿Qué le quedaba en firme? Era cuestión de silencios, de no palabras. Trataba de leer hasta que le venciera el sueño, pero leyendo sólo conseguía estar más despierto. Leía ciencia y poesía. Le gustaban los poemas escuetos, asentados minuciosamente sobre el espacio en blanco, hileras de trazos alfabéticos e inscritos a hierro y fuego en el papel. Los poemas despojaban el momento, lo dejaba reducido a cosas que por lo normal no estaba dispuesto a percibir. Ese era el matiz de cada poema, al menos en su caso, de noche, durante tan largas semanas, una respiración tras otra, en la sala rotatoria, en lo alto del triples. Una noche trató de dormirse en pie, en su celda de meditación, pero no estaba aún tan avezado en esas técnicas, aún no era tan monje como para lograrlo. Puenteaba el sueño y lo redondeaba en forma de contrapeso, una calma en completa inmobilidad, dentro de lo cual cada ventor de fuerza se equilibraba con otro. Le suponía un brevísimo reposo, una mínima pausa en la agitación de las identidades inquietas.


Odio perder el tiempo con un libro, lo malo es que siempre lo tengo que terminar y habiendo cosas tan buenas por ahí es una pena perder siete días. Es lo que me ha ocurrido con Cosmópolis, el ABSURDO con mayúsculas, también podríamos decir SOPORÍFERA. Uno ve que David Cronenberg ha hecho una adaptación para el cine y te dices; si Cronenberg ha llevado este libro al cine seguro que está bien. Craso error, no tengo ni idea como será la película pero el libro es una patata caliente o igual yo no soy lo suficientemente moderno o inteligente para sacarle algo más a esta historia. Y por supuesto no me ha interesado nada el discurso de Don Delillo sobre la agonía del capitalismo. El primer contacto con este autor no ha sido muy positivo espero leer algo más de él y sacarle más provecho