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domingo, febrero 08, 2009

A sangre fría



El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman "allá". A más de cien kilómetros al este de la frontera de Colorado, el campo, con sus nítidos cielos azules y su aire puro como el del desierto, tiene una atmósfera que se parece más al Lejano Oeste que al Medio Oeste. El acento local tiene un aroma de praderas, un dejo nasal de peón, y los hombres, muchos de ellos, llevan pantalones ajustados, sombreros de ala ancha y botas de tacones altos y punta afilada. La tierra es llana y las vistas enormemente grandes; caballos, rebaños de ganado, racimos de blancos silos que se alzan con tanta gracia como templos griegos son visibles mucho antes de que el viajero llegue hasta ellos.
Holcomb también es visible desde lejos. No es que haya mucho que ver allí… es simplemente un conjunto de edificios sin objeto, divididos en el centro por vías del ferrocarril de Santa Fe, una aldea azarosa limitada al sur por un trozo del río Arkansas, al norte por la carretera número 50 y al este y al oeste por praderas y campos de trigo. Después de las lluvias, o cuando se derrite la nieve, las calles sin nombre, sin árboles, sin pavimento, pasan del exceso de polvo al exceso de lodo. En un extremo del pueblo se levanta una antigua estructura de estuco en cuyo techo hay un cartel luminoso -BAILE-, pero ya nadie baila y hace varios años que el cartel no se enciende. Cerca, hay otro edificio con un cartel irrelevante, dorado, colocado sobre una ventana sucia…

Era un libro que llevaba meses esperándome, en su momento no lo leí y sustituí por otro, ahora no me acuerdo por cual, craso error. Me hace gracia cuando aparecen libros que gracias al boca oreja se hacen superfamosos y los encumbranos, no nos damos cuenta de que hay libros mucho más antiguos que les dan cienmil vueltas. Si queréis leer un libro que de verdad os enganche, No lo dudeís, "A Sagre Fría de Truman Capote", sus cien primeras páginas son magistrales, al final se hace un pelín pesado pero hay que reconocer que este libro deja a la altura del betún a "Los Hombres que no Amaban a las Mujeres de Stieg Larsson". Para más información la editorial Anagrama lo considera como uno de los cien imprescindibles libros de su editorial que debemos de leer.