Los Cinco de Finkelstein
Fela, la chica sin cabeza, caminó hacia Emmanuel. Su cuello era un amasijo de casquería roja. Avanzó en silencio, sin decir nada, pero Emmanuel notó que estaba esperando a que él hiciera algo, lo que fuera.
Entonces sonó el teléfono y se despertó.
Emmanuel respiró hondo y redujo la Negritud de su voz a 1,5 puntos en una escala del 1 al 10. "Buenos días, ¿cómo está? Sí, sí, llame hace poco para preguntar por el estado de mi solicitud. Vale, de acuerdo, muy bien. Me alegro mucho. Ahí estaré. Que tenga usted un muy buen día."
Emmanuel se levantó de la cama y se cepilló los dientes. La casa estaba en silencio. Sus padres ya se habían ido a trabajar.
Aquella mañana, como todas las mañanas, la primera decisión que tomo estaba relacionada con su Negritud. Tenía la piel de un marrón invariablemente intenso. En público, en caso de que alguien reparará en él, le era del todo imposible reducir su Negritud a 1,5. Si se ponía corbata y mocasines, sonreía todo el tiempo, evitaba levantar la voz y mantenía las manos en reposo y pegadas a los costados, podía bajar su Negritud hasta un 4,0.
En el momento que vimos la portada de este libro sabíamos que teníamos que leerlo, deformación profesional. Y viendo la editorial no teníamos dudas de que nos iba a gustar. No somos mucho de libros de relatos pero viendo la sinopsis nos convencimos por completo. 12 relatos con denominadores comunes, racismo, consumismo, violencia y la cultura del odio. A qué estás esperando para leer a Nana y que te transporte a un mundo distópico y que te ponga los pelos de punta. Igual el autor con estos cuentos nos está indicando a donde vamos como sociedad.