martes, enero 06, 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres



Se había convertido en un acontecimiento anual. Hoy el destinatario de la flor cumplía ochenta y dos años. Al llegar el paquete, lo abrió y le quitó el papel de regalo. Acto seguido, cogió el teléfono y marcó el número de un ex comisario de la policía criminal que, tras jubilarse, se había ido a vivir a orillas del lago Siljan. Los dos hombres no sólo tenían la misma edad, sino que habían nacido el mismo día, lo cual, teniendo en cuenta las circustancias, sólo podía considerarse una ironía. El comisario, que sabía que la llamada se produciría tras el reparto del correo, hacia las 11 de la mañana, esperaba tomándose un café. Ese año el teléfono sonó a las 10 y media. Lo cogió y dijo hola sin más.
––Ya ha llegado.
––Y este año , ¿qué es?
––No sé de qué tipo de flor se trata. Haré que me la identifiquen. Es blanca.
––Sin ninguna carta, supongo.
––No. Nada más que la flor. El marco es igual que el del año pasado. Uno de esos marcos baratos que puede montar uno mismo.
––¿Y el sello de correos?
––De Estocolmo.
––¿Y la letra?
––Como siempre: letras mayúsculas. Rectas y Pulcras.

Si he de ser sincero de Stieg Larsson desconocía hasta que era sueco. Pero como la mayoría sabréis ha sido un escritor rodeado de mucha casualidad y mala suerte. La fama de sus tres libros ha corrido como la pólvora y no se ha invertido mucho dinero en divulgarla. Ha sido de la manera más sencilla y menos interesada, de boca a oreja. Yo tampoco lo veo para tanto, una lectura entretenida, de tres sentadas no lo he leído, he tardado poco pero de tres veces no lo he conseguido. Y también digo que no os dejéis engañar por todo lo que se dice, yo creo que hay mejores escritores en el viejo continente. Habrá que leer la segunda entrega y suponemos que la tercera saldrá en verano, como no. Una pena que el autor no haya podido disfrutar plenamente de su éxito.

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