miércoles, noviembre 06, 2019

El hombre de los círculos azules | Fred Vargas


Mathilde sacó su agenda y escribió: «El tipo que está sentado a mi izquierda empieza a tocarme las narices».
Bebió un sorbo de cerveza y volvió a echar una ojeada a su vecino, un tipo enorme que daba golpecitos con los dedos en la mesa desde hacía diez minutos.
Añadió en la agenda: «Está sentado demasiado cerca de mí, como si nos conociéramos, aunque jamás le había visto. Estoy segura de que no le había visto jamás. No se puede contar nada más de este tipo que lleva gafas negras. Estoy en la terraza del Café Saint-Jacques y he pedido una caña. La bebo. Me concentro en la cerveza. No tengo nada mejor que hacer».
El vecino de Mathilde siguió tecleando.
—¿Pasa algo? —preguntó Mathilde.
Mathilde tenía la voz grave y muy cascada. El hombre dedujo que era una mujer y que fumaba todo lo que podía.
—Nada, ¿por qué? —preguntó el hombre.
—Me está empezando a poner nerviosa verle tamborilear en la mesa. Hoy me crispa todo.
Mathilde acabó la cerveza. Todo le parecía insulso, sensación típica de los domingos. Mathilde tenía la impresión de que sufría más que los demás ese mal bastante común que ella llamaba «el mal del séptimo día».


Como buenos amantes de la novela negra nos hemos sumergido en una nueva saga, la creada por Frédérique Audoin-Rouzeau que firma con el seudónimo Fred Vargas. He comenzado por el primero, que ya sabía que no era de los mejores, pero todo ha de comenzarse por el principio. Y efectivamente no es que me haya entusiasmado mucho pero se va intuyendo que los episodios siguientes prometerán.  De hecho esta primera novela claramente es una excusa para presentarte a los personajes que nos encontraremos en los sucesivos libros. Habrá que tener paciencia y seguir profundizando en la obra de Fred Vargas.

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