
Perfil de una gran ciudad.
Captamos esta imagen desde las alturas, a través de los ojos de un ave nocturna que vuela muy alto.
En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpúsculos entrelazados. Innumerables vasos sanguíneos se extienden hasta el último ricón de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las células. Envían información nueva y retiran información vieja. Envían consumo nuevo y retiran consumo viejo. Envían contradicciones nuevas y retiran contradicciones viejas. Al ritmo de las pulsaciones del corazón parpadea todo el cuerpo. se inflama de fiebre, bulle. La medianoche se acercay, una vez superado el momento de máxima actividad, el metabolismo basal sigue, sin flaquear, a fin de mantener el cuerpo con vida. Suyo es el zumbido que emite la ciudad en un bajo sostenido. Un zumbido sin visicitudes, monótono, aunque lleno de presentimientos.
Nuestra mirada escoge una zona donde se concentra la luz, enfoca aquel punto. Empezamos a descender.

Leer a Murakami es una gozada, de momento, este es un libro de trasición donde el autor no tiene que demostrar nada. Lo insatisfactorio llega cuando queremos entender todos los giros que nos muestra, en esta ocasión quién es el hombre de la máscara y porque mira y no actúa? Muchos dicen que esta obra está relacionada con Alicia y el País de las Maravillas. No sabemos si es un viaje irreal, un sueño, una paranoia… un libro no muy extenso que recomendamos que se lea de una tacada. Me encantó la manera en la que nos introduce en la historia y también la manera en que nos saca y lo de que la ciudad de la historia es como un inmenso organismo vivo.