-He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.
-Eso es lo que se dijo del hermano.
-El hermano resultó imposible. Por otras razones. Independientemente de su capacidad.
-Lo mismo pasó con la hermana. Y hay dudas sobre él. Es demasiado maleable. Demasiado dispuesto a sumergirse en la voluntad de otro.
-No si el otro es su enemigo.
-¿Qué hacemos entonces? ¿Rodearle continuamente de enemigos?
-Si es preciso, sí.
-Creía que habías dicho que te gustaba ese chico.
-Si los insectores le cogen, harán que parezca que soy su tío favorito.
-De acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de salvar al mundo. Siga con él.
Hace tiempo que tenía ganas de leer un buen libro de ciencia ficción. Mirando por diversos blogs leí muchas reseñas positivas sobre El Juego de Ender; supuse que este iba a ser mi libro. Y la verdad es que me he llevado un gran chasco. Todos los temas que me intertesan de esta historia siempre están soterrados. Control de natalidad, manipulación mental, libertad, organización…
El planteamiento en un principio es brutal, unos cimientos supercontundentes sobre los que se puede desarrollar una historia que te de la vuelta a la cabeza. Sin embargo el desarrollo hace que estos cimientos se conviertan en arena y lo que podía haber sido un novelón se convierte en un simple y aburrido manual de adiestramiento de superindividuos. Una pena porque prometía.