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martes, agosto 04, 2020

Salvar el Fuego | Guillermo Arriaga



Manifiesto 
      
Este país se divide en dos: en los que tienen miedo y en los que tienen rabia.
Ustedes, burgueses, son los que tienen miedo.
Miedo a perder sus joyas, sus relojes caros, sus celulares.
Miedo a que violen a sus hijas.
Miedo a que secuestren a sus hijos.
Miedo a que los maten.
Viven presos de su miedo.
Encerrados en sus autos blindados, sus restaurantes, sus antros, sus estúpidos centros comerciales.
Atrincherados.
Aterrados.
Nosotros vivimos con rabia.
Siempre con rabia.
Nada poseemos.
Nuestras hijas nacen violadas.
Nuestros hijos, secuestrados.
Nacemos sin vida, sin futuro, sin nada.
Pero somos libres porque no tenemos miedo.
No nos importa crecer entre el fango y la mierda, ni que nos refundan en sus cárceles, ni terminar en sus morgues como cadáveres anónimos.
Somos libres.
Podemos alimentarnos de basura y respirar el aire pútrido de los caños y beber orines y bucear en aguas negras y enfermar de diarrea y disentería y tifoidea y sífilis y dormir sobre heces y no bañarnos y apestar a sudor y a tierra y a muerte, no importa, resistimos.
Ustedes con sus carnes fofas, sus cerebros blandos, no sobrevivirían ni un minuto fuera de su miedo.
Y por más que sus policías y sus ejércitos nos masacren, persistimos. Somos imbatibles. Nos reproducimos como ratas. Si eliminan a uno de nosotros, surgimos otros miles. Sobrevivimos entre escombros. Huimos por escondrijos.
Ustedes se deshacen en dolor si pierden a uno de los suyos. Se cagan con solo escuchar la palabra muerte. Nosotros no. Somos libres. Sin miedo. Con rabia. Libres.


Pocos libros me han afectado como este, lo que en un principio se nos presenta como una historia de amor se convierte a lo largo de las páginas en una dura e intensa historia. Y no me refiero a que sea una historia dura por las pinceladas de violencia sino por como alguien en una posición privilegiada y más o menos feliz se puede complicar la vida por una nueva e improbable relación. La complicación será tal que Marina llegará a un crítico punto de no retorno. Y lo mejor de este libro es que otra persona que lo lea puede opinar completamente diferente a mi, le podrá parecer todo maravilloso y que siempre triunfa el amor. Una historia muy recomendable que seguramente te saque de tu zona de confort. 

lunes, octubre 29, 2018

El Salvaje | Guillermo Arriaga



Desperté a las siete de la noche después de una larga siesta. Hacía calor. Un verano demasiado caliente para una ciudad casi siempre fría. Mi cuarto se encontraba en la planta baja. Mi padre lo había construido con tablas de madera aglomerada junto al baño de visitas. Sin ventanas, iluminado por un foco pelón que colgaba de un alambre. Un catre, un buró pequeño. Los demás habitaban en la planta alta. A través de las paredes de solo dos centímetros de grosor podía escuchar su trajín diario. Sus voces, sus pasos, sus silencios.

Me levanté sudando. Abrí la puerta del cuarto y salí. Toda mi familia se hallaba en la casa. Mi abuela, sentada en el sofá café, veía un programa de concursos en la televisión, un mueble enorme que ocupaba la mitad de la estancia. Mi madre, en la cocina, preparaba la cena. Mi padre, sentado en el comedor, revisaba los folletos de su viaje a Europa. Era el primer vuelo trasatlántico de cualquier miembro de nuestra familia. Mis padres viajarían a Madrid la mañana siguiente y por dos meses recorrerían varios países. Acuclillado, mi hermano Carlos, seis años mayor que yo, acariciaba al King, nuestro perro, un bóxer leonado con una notoria cicatriz en el belfo izquierdo, producto de una cuchillada que un borracho le sorrajó cuando de cachorro le brincó encima para jugar. Dentro de su jaula, Whisky y Vodka, los periquitos australianos, saltaban ansiosos de una percha a otra en espera de que mi abuela los cubriera con un trapo para poder dormirse.

A menudo sueño con esa imagen de mi familia al despertar de la siesta. Fue la última vez que los vi juntos. A lo largo de los siguientes cuantro años todos estarían muertos. Mi hermano, mis padres, mi abuela, los periquitos, el King.


Gracias a Isi he podido disfrutar de esta genial lectura. Guillermo Arriaga ya me tenía conquistado con sus guiones y con El Salvaje ha ocurrido lo mismo. Me encantan las historias con un tono realista y sin miedo a la violencia porque es el pan nuestro de cada día.  Hemos flipado con los matices de los personajes personajes y con las oscuras tramas, que como no, al final se cruzarán a la genial manera de Guillermo. Una joyita de libro escrito con un estilo directo que te va a llegar.  Lo único negativo es que el final se hace un poco largo por la manera de desarrollarse el desenlace, pero es una lectura super recomendable.