Introducción Todavía tengo pesadillas. De hecho, las tengo tan a menudo que ya debería haberme acostumbrado. Pero no. La verdad es que nadie se acostumbra a las pesadillas. Durante una temporada probé todas las pastillas imaginables. Cualquier cosa con tal de refrenar el miedo. Excedrin PM, melatonina, L-Triptófano, Valium, Vicodin y bastantes miembros de la familia del barbital. Una lista bastante extensa, frecuentemente mezclada -y a menudo ahogada- con tragos cortos de bourbon, unas cuantas caladas a la pipa de agua de esas que te escuecen en los pulmones y a veces incluso el efímero subidón de confianza de la cocaína. Nada me sirvió. Creo que puedo dar por sentado sin miedo a equivocarme que todavía no existe ningún laboratorio lo bastante sofisticado como para sintetizar la clase de fármacos que yo necesito. Premio Nobel para el que invente a esa criatura.
Estoy agotado. Ya no me acuerdo de cuánto tiempo lleva persiguiéndome el sueño. supongo que es inevitable. pero por triste que sea, la perspectiva no me apetece nada. Digo que es triste porque hubo un tiempo en que sí me gustaba dormir. De hecho, dormía a todas horas. Pero eso fue antes de que mi amigo Lude me despertara una noche a las tres de la madrugada y me pidiera que fuera a verlo. Quién sabe, si yo no hubiera oído el teléfono esa noche, ¿no sería todo distinto ahora? Muchas veces me lo planteo.
Voy a ser mas escuesto que en otras ocasiones, y mira que es difícil. A este autor que lo lea su padre, que para eso lo tuvo. Me da mucha rabía haber perdido dos semanas leyendo esta patata de libro; además de ser bastante rollo era incluso un cansino ejercicio para la vista.
3 comentarios:
jajajaa menos mal que te lo quitaste de encima!!
Piensa en positivo: todo lo que leas después de este te parecerá un manjar de los dioses :)))
¡Jajajajaja! Pero mira que tienes mérito: ¡lo terminaste! Reconozco que yo le hubiese dado, como mucho, una oportunidad solo hasta la mitad de sus páginas.
Ha sido duro de verdad ;(. Pero como tengo esa manía de terminar libro que empiezo, pues había que finalizarlo.
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