Lo más extraño del regreso de mi esposa de entre los muertos fué la reacción de la gente.
Paseábamos por Belvedere Square, por ejemplo, una tarde de principios de primavera, cuando nos encontramos a nuestro antiguo vecino, Jim Rust.
-Vaya, menuda coincidencia -me dijo-. ¡Aaron!
Entonces se fijó en que Dorothy estaba a mi lado. Se había parado y la miraba fijamente haciendo visera con la mano en la frente para protegerse del sol. Él abrió los ojos como platos y volvió a mirarme.
-¿Qué tal va, Jim?- le dije.
Saltaba a la vista que intentaba recuperar la compostura.
-Eh… Genial -dijo-. O sea…, bueno, me refiero… Pero claro que te echamos de menos. ¡El vecindario no es lo mismo sin ti!
Centraba la atención únicamente en mí, o mejor dicho, en mi boca, como si fuero yo el que hablaba. Era incapaz de mirar a Dorothy. Había girado el cuerpo un poco para excluirla de su campo de visión.
Me dio pena.
Un libro que me llamó la atención por la portada y por el genial título, El hombre que dijo adiós. A partir de ahí yo me monté mi propia película que poco tenía que ver con el argumento de la historia. Anne Tyler es una autora que con su prosa teje una telaraña de sentimientos que no te va a dejar indiferente y te atrapará. Estás preparado para entrar en la vida de Aaron?
