Madrid, 23 de junio de 1834
Bajo el aguacero, que ha transformado el suelo arcilloso en un fangal, un perro famélico juega con la cabeza de una niña. La lluvia cae inclemente sobre las casucas, las barracas y los tejares miserables que parecen a punto de derrumbarse con cada ráfaga de viento. El Cerrillo del Rastro, no lejos del Matadero de Madrid, se inunda siempre que llueve.
Para llegar a este barrio pobre y olvidado, hay que bajar una rampa abrupta y salvar continuas cortaduras de terreno que forman barrancos aquí y allá. El agua golpea con fuerza en los tejados de hojalata, de paja, de ramas, penetra en las viviendas, crea charcos en la arena y cascadas en los taludes. No es extraño que nadie repare en el perro, en el gruñido juguetón con el que zarandea la cabeza que mantiene sujeta con los colmillos clavados en la mejilla.
Entre el estruendo de la lluvia, el gorgojeo histérico de una vieja arrodillada junto a un cadaver cubierto de barro en el fondo de un pequeño barranco.
_La Bestia.. vendrá a por todos. La Bestia nos matará…
Cómo disfruto con Carmen Mola, bueno con este trío de guionistas, Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, que porfín se han dignado a presentarse y desvelar quién estaba detrás del seudónimo Carmen Mola. En La Bestia nos vamos a encontrar una novela de aventuras divertida, entretenida, triste… donde vamos a disfrutar con todos los personajes pero sobre todo con Lucía una chica del arrabal dispuesta a todo para rescatar a su hermana pequeña. Todos los personajes están dibujados perfectamente por estos especialistas guionistas pero nosotros hemos sentido debilidad por Lucía y ese espiritu de lucha donde nunca da nada por perdido.