El señor Dunworthy abrió la puerta del laboratorio y las gafas se le empañaron al instante.
—¿Llego muy tarde? —preguntó, tras quitárselas y mirar a Mary.
—Cierra la puerta —respondió ella—. No puedo oírte con esos horribles villancicos.
Dunworthy cerró la puerta, pero eso no apagó por completo el sonido del Adeste Fideles que se filtraba desde el patio.
—¿Llego demasiado tarde? —repitió.
Mary sacudió la cabeza.
—Sólo te has perdido el discurso de Gilchrist.
—Se echó atrás en el asiento para que Dunworthy pudiera ir a la estrecha zona de observación. Se había quitado el abrigo y el sombrero de lana y los había colocado sobre la otra única silla existente, junto con una gran bolsa de la compra repleta de paquetes. Su pelo gris estaba revuelto, como si hubiera intentado arreglarlo después de haberse quitado el sombrero—. Un discurso muy largo sobre el primer viaje en el tiempo de Medieval y de cómo la facultad de Brasenose ocuparía el destacado lugar que se merece en la historia. ¿Sigue lloviendo?
—Sí —contestó él, mientras frotaba las gafas con la bufanda. Se enganchó las patillas de alambre en las orejas y subió a la partición de fino-cristal para contemplar la red. En el centro del laboratorio había una carreta aplastada rodeada de cofres volcados y cajas de madera. Sobre ellos colgaban los escudos protectores de la red, envueltos como un paracaídas de seda.
Latimer, el tutor de Kivrin, con aspecto más avejentado y enfermizo que de costumbre, se encontraba junto a uno de los cofres. Montoya se hallaba junto a la consola, vestida con vaqueros y una chaqueta de terrorista, mirando con impaciencia el digital de su muñeca. Badri estaba sentado delante de la consola, tecleando algo y mirando las pantallas con el ceño fruncido.
Con el diseño de portada de tapa dura y con los premios que había recibido este libro, tenía puestas muchas expectativas en él, pero al final la lectura no ha sido tan redonda como me suponía. El problema ha sido que el desarrollo es demasiado extenso sin una razón aparente y el desenlace superrápido. Me he quedado con la sensación de que al final a mi libro le habían desaparecido páginas o había una segunda parte; que la hay, pero creo que la historia nada tiene que ver con esta. Lo peor que te puede pasar cuando lees un libro es esta sensación de decirte ¿ya se terminó? Pero repito que el argumento si que me ha parecido brutal y por esa razón es una lectura que recomendaría.