AHORA
Bram tiene la mirada fija en la puerta.
El sudor le gotea por la frente fruncida. Se pasa los dedos por el cabello húmedo; el dolor le palpita en las sienes.
¿Cuánto tiempo lleva despierto? ¿Dos días? ¿Tres? No lo sabe. Cada hora se funde con la siguiente, un sueño febril del que no hay un despertar, sólo un dormir, un sueño más profundo, más oscuro…
¡No!
No puede pensar en dormir.
Se obliga a abrir mucho los ojos. Se empeña en abrirlos y evita el menor parpadeo, ya que cada guiño es más pesado que el anterior. No puede haber descanso, ni sueño, ni seguridad, ni familia, ni amor, ni futuro, ni…
La puerta.
Debe vigilar la puerta.
Bram se levanta de la silla, el único mueble de la habitación, con los ojos clavados en la puerta de roble macizo. ¿Se ha movido? Creía haberla visto temblar, pero no se había oído nada. Ni el más leve de los ruidos quebraba el silencio en aquel sitio; sólo se oía su propia respiración y el inquieto golpeteo de su pie contra el frío suelo de piedra.
Otra vez que me siento atraído por una portada sin importarme mucho el género, aunque últimamente el terror se está instalando en mi librería. También me pareció interesante una precuela de Drácula. En este libro nos encontraremos una potente historia de vampiros donde el personaje de la niñera Hellen nos ha cautivado. Un libro de puro entretenimiento que os recomendamos y de vosotros depende decidir dónde empieza la ficción y donde la realidad.