La Iglesia Vieja, Ámsterdam. Martes 14 de enero de 1687
El
entierro debería haber sido una ceremonia íntima, ya que la difunta no
tenía amigos. Sin embargo, en Ámsterdam las palabras son como el agua,
inundan los oídos y ceden paso a la podredumbre, de modo que el rincón
oriental de la iglesia está abarrotado. La mujer presencia la escena
desde una silla del coro, sin que nadie la vea, mientras los miembros de
los gremios y sus esposas se acercan a la tumba abierta como hormigas
atraídas por la miel. Al poco rato aparecen los empleados de la VOC y
los capitanes de navío, las regentas, los reposteros... y él, ataviado
con el mismo sombrero de ala ancha. Intenta compadederse de él. La
compasión, a diferencia del odio, puede guardarse en un rinconcito y
olvidarse.
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domingo, julio 05, 2015
La Casa de las Miniaturas | Jessie Burton
Etiquetas:
Jessie Burton,
libros
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