Una interrupción
Antonia Scott sólo se permite pensar en el suicidio tres minutos al día.
Para otras personas, tres minutos pueden ser un período minúsculo de tiempo.
No para Antonia, Diríamos que su mente lleva muchos caballos debajo del capó, pero la cabeza de Antonia no es como el motor de un deportivo. Diríamos que es capaz de muchos ciclos de procesamiento, pero la mente de Antonia no es como un ordenador.
La mente de Antonia Scott es más bien como una jungla, una jungla llena de monos que saltan a toda velocidad de liana en liana llevando cosas. Muchos monos y muchas cosas, cruzándose en el aire y enseñándose los colmillos.
Por eso en tres minutos --con los ojos cerrados, sentada en el suelo con los pies descalzos y las piernas cruzadas-- Antonia es capaz de:
Hiperreacio a leer este libro, la verdad que no se por qué, seguramente por todo lo que se estaba comentando de él. Hace tiempo leí El Paciente fue un libro entretenido pero no fué para tanto como la gente decía. Pues menos mal que al final me he decidido a leer este libro, más bien a devorar porque esta historia tiene que ser tratada así. El ritmo de escritura es trepidante, Juan Gómez-Jurado no te da tregua en ninguna página y eso es digno de alabar. Me han encantado los personajes y eso que no profundiza mucho en ellos debido a la velocidad con la que se suceden los hechos. Solo hay una pequeña crítica y es que hay momentos donde hay que dejar cocinar las cosas un poco más porque sino, como que no cogen suficiente sabor. Y eso es lo que me ha pasado con el desenlance y con el final. Además el final queda demasiado abierto, que supongo, que en la segunda entrega se cerrarán círculos para comprender totalmente la trama.