El hombre del rifle conducía en dirección norte. No iba ni deprisa ni despacio. No llamaba la atención. No destacaba. Conducía una furgoneta pequeña y vieja de color claro. Se encontraba a solas, tras el volante. Llevaba puesta una gabardina de color claro y una especie de gorro también claro, dado de sí, como los que lleva la gente mayor en los campos de golf cuando llueve o hace sol. Alrededor del gorro, había estampada una línea roja de dos tonos distintos. Lo llevaba hundido en la cabeza y el abrigo abotonado hasta arriba. Llevaba gafas de sol, a pesar de que la furgoneta tenía ventanas opacas y el cielo estaba nublado. También llevaba guantes, aunque hacía tres meses que había terminado el invierno y ya no hacía frío.
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sábado, marzo 16, 2013
Un Disparo | Lee Child
El hombre del rifle conducía en dirección norte. No iba ni deprisa ni despacio. No llamaba la atención. No destacaba. Conducía una furgoneta pequeña y vieja de color claro. Se encontraba a solas, tras el volante. Llevaba puesta una gabardina de color claro y una especie de gorro también claro, dado de sí, como los que lleva la gente mayor en los campos de golf cuando llueve o hace sol. Alrededor del gorro, había estampada una línea roja de dos tonos distintos. Lo llevaba hundido en la cabeza y el abrigo abotonado hasta arriba. Llevaba gafas de sol, a pesar de que la furgoneta tenía ventanas opacas y el cielo estaba nublado. También llevaba guantes, aunque hacía tres meses que había terminado el invierno y ya no hacía frío.
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