sábado, febrero 20, 2010
Almas Grises por Philippe Claudel
No se muy bien por dónde empezar. Es realmente difícil. Todo ese tiempo ido, que las palabras no harán volver jamás, y también los rostros, las sonrisas, las heridas… Pero aun así debo intentar decirlo. Decir lo que me roe el corazón desde hace 20 años. Los remordimientos y las grandes preguntas. Tengo que abrir el misterio con bisturí, como si fuera un vientre, y undir en él las dos manos, aunque nada cambie nade de nada.
Si me preguntaran cómo puedo conocer todos los hechos que voy a contar, respondería que los conozco, y basta. Los conozco porque me son tan familiares como la caída de la tarde o la salida del sol. Porque me he pasado la vida queriendo juntarlos y recoserlos, para hacerlos hablar, para escucharlos. En cierto modo, ése era antaño mi trabajo.
Voy a hacer desfilar muchas sombras. Una de ellas ocupará a menudo el primer plano. Pertenecía a un hombre llamado Pierre-Ange Destinat. Fue fiscal en V. durante más de treinta años y ejerció su profesión como un reloj que jamás se conmueve ni se avería. Todo un arte, sin duda, de los que no necesitan museos para hacerse admirar. En 1917, en la época del "Caso", como se lo llamó aquí, subrayando la mayúscula con suspiros y aspavientos, tenía más de sesenta años y llevaba uno jubilado. Era un hombre alto y seco que semejaba un pájaro frío, majestuoso y distante. Hablaba poco. Imponía mucho. Tenía ojos claros, que parecían inmóviles, labios finos, sin bigote, frente despejada y pelo gris.
Lo primero que tengo que decir es que Philippe Claudel se ha convertido en uno de mis autores favoritos, éste es el segundo libro que he leído y me ha vuelto a cautivar. Como muy bien reza su título es una historia gris, triste, desgarradora… y cautivadora como todo lo que escribe este autor. Me encanta la manera que tiene de desarrollar la historia y como un personaje que en principio tiene poca importancia al final del relato lo cubre y empapa todo. Además hay que reconocer que esté autor al final de sus historias crea un pequeño giro que al final te sorprende. Poco más voy a decir, que el suceso es un excusa para que Philippe despliegue lo que mejor saber hacer, crear una novela poderosa, oscura y fascinante.
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Philippe Claudel
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