Mostrando entradas con la etiqueta Diane Setterfield. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Diane Setterfield. Mostrar todas las entradas
lunes, diciembre 08, 2014
El cuento número 13 | Diane Setterfield
La carta
Era noviembre. Aunque todavía no era tarde, el cielo estaba oscuro cuando doblé por Laundress Passage. Papá había terminado el trabajo del día, apagado las luces de la tienda y cerrado los postigos; no obstante, para que yo no entrara en casa a oscuras, había dejado encendida la luz de la escalera que subía hasta el piso. A través del cristal de la puerta un rectángulo blanquecino de luz se proyectaba sobre la acera húmeda, y fue mientras me hallaba en ese rectángulo, a punto de dar vuelta a la llave en la cerradura, cuando vi la carta. Otro rectángulo blanco, justo en el quinto peldaño empezando por abajo, donde no pudiera pasarme inadvertida.
Cerré la puerta y dejé la llave de la tienda en el lugar acostumbrado, detrás de los Principios avanzados de geometría, de Bailey. Pobre Bailey. Nadie se ha interesado por su libro gordo y gris en treinta años. A veces me pregunto qué piensa de su papel de custodio de las llaves de la librería. Dudo mucho que sea el destino que tenían pensado para la obra maestra que tardó veinte años en escribir.
Una carta para mí. Todo un acontecimiento. La dirección del sobre de esquinas crujientes, hichado por los gruesos pliegues de su contenido, estaba escrita con una letra que seguramente había dado algún quebradero de cabeza al cartero. Si bien el estilo de la caligrafía era desusado, con las mayúsculas excesivamente adornadas y recargadas florituras, mi primera impresión fue que la había escrito un niño. Las letras parecían balbucientes. Los irregulares trazos se desvanecían en la nada o dejaban una profunda marca en el papel. Las letras que componían mi nombre no daban sensación de fluidez. Habían sido trazadas separadamente -M A R G A R E T L E A-, como si cada una de ellas constituyera una nueva y colosal empresa. Pero yo no conocía a ningún niño. Fue entonces cuando pensé: "Es la letra de una persona enferma".
Me encanta leer libros de los cuales desconozco el argumento. En esta ocasión Isi me recomendó El cuento número 13; y me ha sorprendido gratamente. Una historia que nos sumerge en un universo lleno de historias, misterios y sorpresas.
Etiquetas:
Diane Setterfield,
libros
Suscribirse a:
Entradas (Atom)