Si Tsukuru no llegó a consumar el suicidio fue quizá porque su fijación con la muerte era tan pura e intensa que el modo en que podría suicidarse no se asociaba en su mente a una imagen concreta. En su caso, la concreción era más bien un aspecto secundario. De haber tenido a su alcance una puerta que condujese a la muerte, la habría abierto sin titubear, sin pensárselo dos veces, como una prolongación de su día a día, por así decirlo. Pero, por fortuna o por desgracia, no encontró a mano esa puerta.
Ahora, Tsukuru Tazaki se decía a menudo que tal vez hubiera sido mejor haber muerto entonces. Así, este mundo habría dejado de existir. La idea le seducía: este mundo no existiría y lo que él tenía por realidad ya no sería real. Del mismo modo que para este mundo él ya no existiría, el mundo tampoco existiría para él.
Una historia sobre la amistad, la felicidad, la soldedad, la madurez… Haruki repite hasta la saciedad la fórmula que le ha llevado al éxito mundial pero para nada esta obra se acerca a Tokio Blues, Sputnik mi Amor, After Dark, 1Q84, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Kafka en la orilla…
Si hubiese que definir este libro con una palabra; sería decepcionante. Si aún no lo has leído, ni se te ocurra, arriba mencionamos otras obras del autor que merecen mucho más la pena desde nuestro humilde punto de vista. ¿Estamos ante el final de la carrera de un genial y extraordinario escritor? el tiempo lo dirá. Pero tiene toda la pinta.