jueves, junio 01, 2017

Charly Wegelius Gregario | & Tom Southam



Vivo con miedo, y probablemente esta sensación es lo que me motiva a comportarme de un modo correcto la mayoría de las veces porque en realidad, estoy cagado de miedo.
Cuando supe, y me refiero a cuando supe de verdad, que iba a convertirme en ciclista profesional, estaba en el rodillo, justo antes de disputar los Mundiales Contrareloj Sub-23 en Verona, en octubre de 1999.
En ese campeonato siempre hay un runrún porque la categoría sub-23 está llena de corredores que van locos por pasar a profesionales. Es la culminación de la corta vida de una gran parte de esos jóvenes que, debido a su inexperiencia, se implican mucho emocionalmente con todo lo que los rodea. Se trata, pues, de un acontecimiento impregnado de una tensión inevitable.
La competencia por llegar al mundo profesional es feroz, y una contrareloj no es como una prueba de carretera, en la que puedes rodar al amparo de un grupo de compañeros de equipo antes de empezar. En las prueba contrareloj todo el mundo calienta individualmente en rodillos, a pocos metros de los chicos con los que llevas compitiendo todo el año; corredores hacia los que has desarrollado, de forma consciente o no, una profunda antipatía, sin tan siquiera conocerlos. Todo el mundo siente envidia de todo el mundo.
Odio ese tumulto: la prensa, los agentes, los demás corredores y toda la mierda que arrastran consigo las grandes expectativas. Pero ese día, mientras empezaba a calentar rodeado de mi séquito de ayudantes y observadores, vi a dos hombres vestidos con chaqueta azul que se abrían paso hacia mi. Las chaquetas lucían el estampado de los cubos multicolor del logotipo de Mapei, lo que permitía que cualquier aficionado al ciclismo identificara al instante como patrocinadores del equipo ciclista profesional Mapei, el más grande e icónico de la época.


Lo tengo claro; Pedro está empeñado en que mi cultura ciclista aumente mes a mes. Y la verdad es que con este tipo de libros cada día se un poquito más de este duro y peligroso deporte. Y me quedo con este párrafo de la lectura: "Durante once años fui ciclista profesional. Competí en las carreras más duras que existen. Los mejores equipos me querían en sus plantillas y me pagaban bien. Aprendía a sufrir y a darlo todo, pero nunca gané nada. Estaba ahí solo para ayudar".

lunes, mayo 29, 2017

Samtheagency





Cómo nos ha molado la concepción y la creación de marca Samtheagency.  
Imaginación y originalidad al poder.

viernes, mayo 19, 2017

Nuevas oficinas de Ogilvy en Nueva Zelanda







Con esta decoración es normal que fluyan las mejores ideas. Lo que más nos ha gustado son los gráficos ambientale, nuevas oficinas de Ogilvy en Nueva Zelanda.

miércoles, mayo 17, 2017

Fauxsaics





Flipando con Nick Misani y su proyecto Fauxsaics. Es alucinate como recrea los mosaicos tradicionales y el resuyltado final; ¡parecen de verdad!

jueves, mayo 11, 2017

Fotografías larga exposición by Lucas Zimmermann





Mágicas las imágenes que el fotógrafo Lucas Zimmermann ha capturado con dos elementos muy sencillos, la luz que emite un semáforo y la niebla.

miércoles, mayo 10, 2017

Nueva imagen de Camden Market





¡Qué bonita la nueva imagen de Camden Market! Huyendo de la uniformidad y la moda reinante el resultado final ha sido sorprendentemente original.

lunes, mayo 08, 2017

Heretic by T Wei





Alucinando con el trabajo del ilustrador T Wei. Y más concretamente con las ilustraciones pertenecientes a Heretic.

domingo, mayo 07, 2017

El cártel | Don Winslow



A Keller le parece oír el llanto de un bebé.
El sonido apenas es perceptible debido al rumor sordo de las aspas del helicóptero, que se aproxima a la aldea de la jungla volando a baja altura.
El llanto, si es eso lo que está oyendo, es agudo y estridente, un grito de hambre, miedo o dolor.
Tal vez sea soledad; es el momento más solitario de la noche, la oscuridad previa al alba, cuando llegan los peores sueños, la salida del sol parece lejana y las criaturas que habitan el mundo real y los rincones más oscuros del inconsciente rondan con la impunidad de los depredadores que saben que su presa está indefensa y aislada.
El llanto dura solo unos momentos. Puede que haya entrado la madre y meció al bebé en sus brazos. Puede que hayan sido imaginaciones de Keller. Pero es un recordatorio de que hay civiles allí abajo, en su mayoría mujeres y niños, algunos de ellos ancianos y ancianas, que pronto estarán en peligro.
Ahora los ocupantes del helicóptero se cercioran de que el cargador de sus rifles M-4 esté bien sujeto y de que haya otro pegado con cinta adhesiva a la culata. Llevan cascos de combate, gafas de visión nocturna, auriculares y el rostro ennegrecido. Debajo de los chalecos antibalas con placa cerámica, llevan pantalones de camuflaje con grandes bolsillos que contienen gel energético, imágenes laminadas de la aldea tomadas vía satélite y gasas por si las cosas se ponen feas y tienen que contener una hemoragia.


Esta lectura no me la podía perder, Don Winslow en el cártel lo borda. Narra como nadie estas historias fronterizas de cárteles y drogas. Es una novela extensa pero a cada página ganada es un profundizar en un mundo lleno de paradojas. Lo más sorprende es el final que nos propone el autorque en ningún momento es esperado y que incluso parece verdadero. Si te gusta la novela negra el cártel es un libro que no te puedes perder.

domingo, abril 30, 2017

El joven y las galletitas…



A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren viene con retraso y que tardará aproximádamente una hora en llegar a la estación.

Un poco fastidiada, la señara va al kiosco y compra una revista, un paquete de galletitas y una lata de naranja. Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén.

Mientras ojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. De pronto, la señora ve, por el rabillo del ojo, como el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer ver que no ha pasado nada.; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe y toma otra galletita. La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.

Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda solo la última galletita. - No podrá ser tan cvaradura - piensa… y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas. Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con una mucha suavidad, la parte exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora. - ¿gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita. - De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.

El tren llega. Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: - Sinverguenza.

Siente la boca reseca de ira. Abre el bolso para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado su paquete de galletitas. ¡Intacto!

Maestro: las cosas no son siempre como pensamos.

Handsiebdruckerei



Un auténtico placer ver como trabajan estos serígrafos-artistas-impresores alemanes, Handsiebdruckerei. Es alucinante como estudian y comprueban hasta una mota de polvo y como puede infuenciar en el resultado final del trabajo.


jueves, abril 27, 2017

Electric Inc para gente tatuada






Acertado, original y bello trabajo de imagen y packaging. Que mejor manera de focalizar un proyecto enfocado para gente con muchos tatuajes. Nos ha encantado tanto esa estética old school del tatuaje. Visto en nfgraphics.

jueves, abril 20, 2017

Without You by Oh Wonder



Se termina el jueves y ya estamos a un pasito del finde y que mejor manera de llegar a la orilla que con buena música. En esta ocasión el grupo elegido es Oh Wonder y su melodioso tema Without You…


Esos retratos a los diseñadores… by Akusepp






Nunca habíamos visto unos retratos tan originales a esa raza tanta rara que somos los diseñadores. Y el culpable de este binomio entre diseñador y obra ha sido el fotógrafo Akusepp. En el enlace que os proponemos podréis visitar el post en el genial blog de Mr Cup.

miércoles, abril 19, 2017

Street Paris by iPhone





Cuando vemos estas imágenes y nos dicen que esta´n hechas con un iPhone, alucinamos. O nos nos cuentan todo o nos engañan. Que las imágenes estén hechas con un Iphone no lo discutimos lo que si discutimos es que revelado-manipulación han sufrido estas imágenes hasta llegar al resultado final. De todas maneras las instantáneas son bellísimas. loic le quéré

lunes, abril 17, 2017

Designspiration.net





!Cómo nos gusta encontrarnos con este tipo de páginas web! Cuidado que es adictiva, nosotros podemos estar horas y horas mirando estas recopilaciones de obras de arte. Designspiration.net

martes, abril 11, 2017

Noemí Villamuza






Bellísimas las ilustraciones de Noemí Villamuza, menuda manera de utilizar el lápiz.

Oficinas de Vasava





Siempre nos han encantado los trabajos de Vasava pero en esta ocasión no os vamos a hablar de sus works sino de sus originales oficinas. Os dejamos un enlace para que hagáis un tour virtual. Visita Vasava

lunes, abril 10, 2017

American Gods | Neil Gaiman



¿Los límites de nuestro país, señor? Pues al norte limita con la aurora boreal, al este con el sol naciente, al sur limita con la procesión de los equinoccios, y al oeste con el día del Juicio Final.
THE AMERICAN JOE MILLER´S JEST BOOK
Sombra llevaba tres años en la cárcel. Como era un tipo bastante grande y tenía pinta de no andarse con gilipolleces, su mayor problema consistía en encontrar maneras de matar el tiempo. Se dedicaba a entrenar para mantenerse en forma, a practicar juegos de manos con monedas y, sobre todo, a pensar en lo mucho que quería a su mujer.
Lo mejor de estar en la cárcel -quiza lo único bueno, en opinión de Sombra- era aquella sensación de alivio: el alivio que produce sentir que uno ha caído ya lo más bajo que se puede caer y ha tocado fondo. No le preocupaba que pudieran cogerle, porque ya le había pillado. En la cárcel no se despertaba con temor; no le asustaba lo que el mañana pudiera traerle, porque ya se lo había traído el ayer.
Nada importaba, decidió Sombra, si eres culpable del delito por el que te habían condenado o no. Según su experiencia, allí todo el mundo se quejaba de alguna cosa: siempre había algo que las autoridades habían interpretado mal, o algo que decían que habías hecho cuando no era así, o no lo habías hecho exactamente como ellos decían. Lo único importante era que te habían pillado.


El libro más absurdo que he leído en mi vida y el problema no ha sido el argumento sino la manera de escribir. Un relato fragmentado que le ha faltado un elemento aglutinador que haga que todo tenga un poco de sentido. Leer esta historia ha sido un gran suplicio y no creo que me vuelva a tocar un libro de este autor ni con un palo.