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martes, noviembre 07, 2017
El muñeco de nieve
Fue el día que llegó la nieve. A las once de la mañana empezaron a caer los copos densamente y sin previo aviso desde un cielo incoloro, y como un ejercito espacial, conquistaron los campos, los jardines y los prados de Romerike. A las dos, las quitanieves ya estaban funcionando en lillestrom y, cuando a las dos y media, Sara Kvinesland conducía con cautela su Toyota Corolla SR5 por entre los chalés de la calle Kolloveien, la nieve de noviembre ya se había extendido como un edredón por el paisaje ondulado.
Le parecía que las casas tenían un aspecto dierente a la luz del día. Tan diferente que estuvo a punto de pasarse la entrada del garaje. El coche patinó al frenar y oyó un suspiro desde el asiento trasero. En el retrovisor vio la cara de desagrado de su hijo.
-No voy a tardar mucho, cariño…
Cada vez más decepcionado con los libros de Jo Nesbo, más de lo mismo o incluso peor. Séptimo libro que leemos de la saga y seguimos diciendo lo mismo: lo único que se salva es adentrarte más en el personaje de Harry Hole pero poco más. Realmente con los dos únicos libros que disfruté de verdad fueron Petirrojo y Némesis los dos primeros libros que leí de esta saga, los demás hasta ahora flojitos, flojitos…
sábado, septiembre 30, 2017
El redentor by Jo Nesbo
Tenía catorce años y estaba segura de que, si cerraba los ojos y se concentraba, podría ver las estrellas a través del techo.
A su alrededor respiraban varias mujeres. Era una respiración propia del sueño, acompasada, profunda. Solo una roncaba, la tía Sara, a la que habían colocado en un colchón bajo la ventana abierta.
Cerró los ojos e intentó respirar como las demás. Era difícil dormir, en particular desde que todo lo que la rodeaba se había vuelto de pronto tan nuevo y diferente. Los sonidos de la noche y del bosque que se extendían al otro lado de la ventana en Ostgard eran distintos. Las personas a las que tan bien conocía de las reuniones en el Templo y de los campamentos de verano ya no eran las mismas. Ella tampoco era la misma. Aquel verano, la cara y el cuerpo que devolvía el espejo del lavabo parecían otros. Al igula que sus sentimientos, esas extrañas oleadas de frío y calor que le recorrían el cuerpo cuando alguno de los chicos la miraba. En concreto, cuando la miraba uno de ellos. Robert. Aquel año, él también se había convertido en otra persona.
Sexto libro que leo de la saga de Harry Hole y está claro que este no es el mejor de la serie. Yo lo catalogaría de normal, ni malo ni bueno. Lo único positivo de esta lectura es ir adentrándose más en el núcleo de los personajes, aunque Jo Nesbo se empeñe en que algunos poco puedan contar. Destacar el final donde algún personaje abre una puerta hacia un oscuro pasado.
Y ahora vamos a por el muñeco de nieve…
lunes, enero 18, 2016
Cucarachas | Jo Nesbo
El semáforo se puso en verde y el rumor de los coches, las motos y los taxis tuk-tuk fue creciendo hasta tal punto que Dim pudo observar cómo temblaban los cristales de los grandes almacenes Robertson. Volvieron a ponerse en movimiento, y el largo vestido rojo de seda que había en el escaparate desapareció tras ellos en la oscuridad de la noche.
Dim cogió un taxi. No un autobús repleto de gente ni un tuk-tuk oxidado, sino un taxi con aire acondicionado y un conductor que permanecía callado. Apoyó la nuca contra el reposacabezas e intentó disfrutar del trayecto. No hubo problemas. Una moto les esquivó y la chica montada en la parte de atrás se agarró a una camiseta roja con casco de visera y les dirigió una mirada vacía. Agárrate bien, pensó Dim.
En Rama IV el conductor se colocó detrás de un camión que vomitaba humo de gasoil tan negro y denso que ella no fue capaz de ver la matrícula. Tras atravesar el dispositivo del aire acondicionado, el humo se había enfriado y se había vuelto casi inodoro. Solo casi. Ella sacudió la mano discretamente para dar a entender lo que opinaba al respecto, y el conductor miró el retrovisor y dio un giro para adelantar el camión. Sin problema.
Lo reconozco, soy un cabezón empedernido. Otro libro que percfectamente se podría ir a la basura junto con el primero de la saga. Hace tiempo me preguntaba ¿por qué se habían publicado en España antes otros volúmenes de Harry Hole y no habían empezado por el principio? Pues está claro, son una mierda y si la publicación hubiese sido cronológicamente a Jo Nesbo no se le lee en este país. Llevo cuatro de esta saga, no se si tendré fuerzas para leer un quinto. De momento vamos empates, 2 buenos y dos simplistas, mediocres y aburridos.
jueves, enero 01, 2015
Petirrojo | Jo Nesbo
sábado, septiembre 29, 2012
Headhunters | Jo Nesbo
Una colisión entre dos vehículos es pura cuestión de física. Todo depende de las casualidades, y las casualidades pueden explicarse con una ecuación: fuerza multiplicado por tiempo es igual a masa multiplicado por aceleración. Y si consideramos esas casualidades como variables, obtendremos un relato sencillo, verídico e implacable. Un relato que da cuenta, por ejemplo, de lo que sucederá si un camión de veinticinco toneladas que circula cargado hasta los topes a una velocidad de ochenta kilómetros por hora alcanza a un turismo que va a la misma velocidad, pero que pesa ochocientos kilos.
Dependiendo de esas casualidades que son el punto de impacto, el tipo de carrocería y el ángulo en que se encuentran los dos implicados el uno respecto al otro, puede existir un sinfín de versiones de un mismo relato, aunque todas esas versiones son tragedias y es el turismo el que lleva las de perder.
Reina un silencio extraño; puedo oír el susurro del viento entre los árboles y el rumor del agua bajando por el río. Tengo el brazo paralizado y estoy boca abajo, apretado contra el acero. Sobre mi, desde el suelo, caen gotas de sangre y gasolina. Abajo, en el techo, que hace un dibujo como de tablero de ajedrez, hay un cortaúñas, un brazo arrancado, dos cadáveres y una beauty bag abierta. El mundo no tiene belleza, solo beauty. La reina blanca está destrozada, yo soy un asesino y aquí dentro no respira nadie. Ni siquiera yo. Así que no tardaré en morir. Cerraré los ojos y me rendiré. Es maravilloso rendirse. Ya no quiero esperar más. Y por eso urge contar este relato, esta variante, esta historia sobre el ángulo en que uno de los implicados se halla en relación al otro.
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