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domingo, noviembre 11, 2012

La Marca de Sangre | Johan Theorin


Per Mörner tenía la mano izquierda abrasada, las costillas rotas, los ojos húmedos y la vista borrosa, pero aún conservaba sensibilidad en el cuerpo. Notó que le rociaban con gasolina, la tibieza del fluido. En comparación con el frío aire nocturno, la gasolina le pareció casi caliente cuando le resbaló por el pelo y penetró en la herida sangrante de su rostro y sintió que le escocía y le abrasaba.
El sosegado y rítmico gorgoteo del bidón de gasolina. Después el gorgoteo paró, y el bidón vacío fue a parar al suelo de roca caliza.
Ahora Per estaba de rodillas y con la ropa mojada en medio de un gran charco. Todavía se sentía aturdido por el golpe que había recibido en la cabeza, y los vapores de la gasolina lo aturdían aún más.
Intentó ponerse en pie apoyándose sobre los brazos. Pero le costaba enfocar la vista, y la figura que se cernía sobre él apenas era una sombra oscura recortada contra el cielo nocturno.
Como un trol, pensó Per. Era igualito a un trol.
-Walpurgis -dijo la sombra-. Esta noche se encienden hogueras en todas partes.
Luego sacó algo del bolsillo de la chaqueta, un objeto que emitió un débil tamborileo. Era una caja de cerillas.
Ahora Per ardería por los pecados de su padre.
Alzó la cabeza y de pronto se le ocurrió que aún podía hacer algo, pese a ser demasiado tarde: pedir compasión.
Al abrir la boca, le entraron gotas de gasolina.
-No diré nada -susurró.
Aunque tampoco podría hacerlo, claro. Ahora sabía demasiado sobre lo que habían hecho Jerry, Bremer y Markus Lukas.


Después de leer La Marca de Sangre decididamente podemos decir que Johan Theorin pierde fuerza. El primero de sus libros nos cautivó, el sengudo menos y el tercero no nos ha gustado para nada. Una historia que tarda demasiado en arrancar y cuando lo hace desde nuestro punto de vista no va hacia ningún lugar. Cuando leemos en la contraportada una de las mejores novelas del año según La Vanguardia, nos hace pensar que o la editorial paga por esa reseña o que el de el periódico no se lo ha leído. Seguramente que leeremos el cuarto libro pero por la dinámica que vemos… seguramente que con leer el primero será suficiente. Ojalá nos equivoquemos porque en su primera novela si que nos sorprendió.

After reading The brand of blood we definetely can say that Johan Theorin loses strength. His first book captivated us, the second one a little less, and we didn't like the third. A story that takes too long to start and, when it does, it doesn't go anywhere, from our point of view. When we read on the back cover that is one of the best readings of the year, according to La Vanguardia, it makes us think that they have been paid by the publishers, or that the reported hasn't read the book. We will probably read the fourth book but, as we see the dynamic, reading the first would be enough, surely. We hope we're wrong because his first novel was surprising.

domingo, septiembre 18, 2011

La Tormenta de Nieve | Johan Theorin


Invierno de 1846 


Aquí comienza mi libro, Katrine, el año en que se construyó la casa de Aludden. Para mí, fue algo más que el lugar donde vivimos mi madre y yo, fue donde me hice mujer. Ragnar Davidsson, el pescador de anguilas, me contó una vez que la mayor parte de la casa se construyó con los restos del naufragio de un barco alemán que transportaba madera. Le creo. En la pared corta del altillo del establo, sobre un grueso tablón, están grabadas las palabras: EN RECUERDO DE CHRISTIAN LUDWIG. He oído a los muertos susurrar a través de las paredes. Tienen tanto que contar…

 Valter Brommesson está sentado en el interior de una casita de piedra en Aludden y reza a Dios con las manos juntas. Ruega que las olas y el viento, que esta noche sopla desde el mar, no destrocen sus dos faros.
No es la primera vez que hace mal tiempo, pero nunca había visto una tormenta como esta. Una pared blanca de hielo y nieve procedente del nordeste, que ha tenido todo el trabajo de contrucción.
Señor, permítenos finalizar las torres.
Brommesson es constructor de faros, pero esta es la primera vez que construye faros de lentes en el mar Báltico. Llegó a Öland el mes de marzo del año pasado e inmediatamente se puso a trabajar: contrató personal, encargó arcilla y piedra y alquiló fuertes caballo de tiro.
La fresca primavera, el caluroso verano y el soleado otoño fueron agradables en la costa. El trabajo marchó bien y ambos faros se elevaron lentamente hacia el cielo.


Un libro que te atrapa desde las primeras páginas, Johan Theorin es especialista en ello. Lo que más me gusta de este autor son sus historias envolventes donde te propone una serie de hechos en un principio enredados para que al final del libro se vayan desvelando y den como resultado un argumento envolvente. También hay que destacar la gran cantidad de personajes supercreíbles. Si te apetece leer una novela de puro entretenimiento esta es una muy buena opción pero antes tendrás que haber leído su novela anterior La Hora de las Sombras, que es bastante mejor.

sábado, agosto 28, 2010

La hora de las sombras por Johan Theorin


El muro de grandes piedras redondas cubiertas de liquen blanco grisáceo era tan alto como el niño. Solo alcanzaba a mirar por encima si se ponía de puntillas sobre sus sandalias. Al otro lado, todo era gris y neblinoso. El niño podía encontrarse en el fin del mundo, pero él sabía que era al revés: el mundo comenzaba al otro lado del muro. El gran mundo se encontraba fuera del jardín de los abuelos. Y durante todo el verano le había atraído descubrirlo.
Intentó escalar el muro dos veces. En ambas ocasiones rebaló por las piedras rugosas y cayó de espaldas sobre la hierba húmeda.
El niño no desistió, y lo consiguió al tercer intento.
Respiró hondo y trepó, se agarró a las frías piedras y llegó a lo alto del muro.
Se lo tomó como una victoria personal: estaba a punto de cumplir seis años y había saltado un muro por primera vez en su vida. Se quedó un rato sentado en lo alto, como un rey en su trono.
El mundo al otro lado era grande e ilimitado, pero también gris y borroso. La niebla que esa tarde se había extendido por la isla impedía que el niño divisara todo lo que había fuera, pero al pie del muro distinguió la hierba pajiza de un pequeño prado. Un poco más allá vislumbró altos enebros nudosos y piedras cubiertas de musgo que sobresalían del suelo. El terreno era tan plano como el del jardín a su espalda, pero al otro lado todo parecía más salvaje: desconocido tentador.
El niño posó el pie derecho sobre una gran piedra semienterrada, y pasó al prado del otro lado. Era la primera vez que se encontraba solo fuera del jardín, y nadie sabía donde estaba. Su madre se había ido de la isla ese día. Su abuelo había bajado a la playa hacía un rato, y su abuela dormía cuando el niño se había puesto las sandalias y salido a escondidas de la casa.


Otro libro que cae en mis manos de casualidad y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Estamos ante una escritor catalogado de maestro del género sueco. The Guardian la eligió una de las diez mejores novelas negras del año 2009.
Una historia de 394 páginas que se leen de dos sentadas, en mi caso un día y poco… La hora de las sombras nos transporta a una isla del norte, paraiso donde muchos noruegos van a pasar sus vacaciones de verano, el pequeño Jens Davidsson, un niño de seis años que veranea allí, desaparece entre la niebla sin dejar ni rastro. A partir de aquí se cuece una trama para desvelar que ha ocurrido con este personaje. Me he encantado los giros que toma la trama porque en ningún momento te los esperas y porque los personajes encargados de desvelar el asunto son un par de viejecitos y una madre arruinada por el suceso. Si tenéis ganas de internaros en una historia que no se os quitará de la cabeza hasta que terminéis, esté es una muy buena opción.