Mostrando entradas con la etiqueta libros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libros. Mostrar todas las entradas

lunes, mayo 06, 2019

Cementerio de Animales | Stephen King


Louis Creed, que se quedó sin padre a los tres años y no conoció a sus abuelos, no esperaba encontrar a un padre a los treinta y tanto años, pero esto fue exactamente lo que ocurrió..., aunque a aquel hombre él le llamaba amigo, como haría cualquier persona adulta que encontrara ya de mayor al hombre que hubiera debido ser su padre. Conoció al individuo la tarde en que él, su esposa y sus dos hijos se mudaban a la gran casa de piedra y madera blanca de Ludlow. Con ellos iba Winston Churchill. Church era el gato de su hijita Eileen.

El comité de la universidad encargado de buscar una vivienda en un radio de fácil acceso se había movido despacio, la búsqueda fue muy laboriosa y cuando ya se encontraba cerca del lugar en el que debía de estar la casa («Todos los hitos concuerdan… como los signos astrológicos la noche que precedió al asesinato de César», pensaba Louis morbosamente») los viajeros estaban cansados y con los nervios a flor de piel. Gage estaba echando los dientes y lloriqueaba casi sin parar. Por más que Rachel le cantaba, el pequeño no se dormía. La madre le dio el pecho, a pesar de que no era su hora. Gage, que conocía el horario tan bien como ella –o tal vez mejor–, la mordió con sus dientecitos nuevos. Rachel, que aún no las tenía todas consigo respecto a aquel traslado a Maine desde Chicago, de donde no se había movido en toda su vida, se echó a llorar. Eileen, al parecer por una especie de solidaridad femenina, la imitó. En la trasera de la furgoneta, Church seguía paseando incansablemente, como hiciera durante los tres días que habían invertido en el viaje desde Chicago. Si mientras estuvo en la cesta sus maullidos resultaban cargantes, no era menos molesto aquel continuo ir y venir que mantenía el animal desde el momento en que ellos se rindieron y lo dejaron suelto.



No soy muy fan del universo de Stephen King pero hay ocasiones en que si que leo alguno de sus libros. En esta ocasión como me quedé prendado de la imagen del cartel de la película tenía claro que antes de ver el film me iba a leer el libro. Siempre que se me plantea el dilema entre la pelí o el libro me decido por el libro.  Me ha sorprendido la historia y sobre todo la fluidez de la trama a lo largo de todo el relato, normalmente este género se me hace un poco pesado, empiezan con mucha fuerza y a lo largo de las páginas se va diluyendo. En esta ocasión Stephen King nos relata una historia sobre el duelo a las personas; a veces el dolor de la ausencia es tan insoportable que pensamos que es mejor intentar romper el ciclo de la vida.

miércoles, febrero 20, 2019

El Cuarto Mono | J. D. Barker



I
Porter
Día 1 – 6:14


Ahí estaba otra vez, ese pitido incesante.
Le he quitado el sonido. ¿Por qué oigo las notificaciones de los mensajes? ¿Por qué suena siquiera? Apple se ha ido a la mierda sin Steve Jobs. 
Sam Porter se dio la vuelta hacia la derecha y tanteó a ciegas con la mano en la mesilla de noche, en busca del teléfono.
El despertador se estampó contra el suelo con ese ruido sordo característico de la electrónica china barata.
—A tomar por culo.
Cuando los dedos encontraron el móvil, forcejeó con el aparato para liberarlo del cable del cargador y se lo llevó a la cara, entornando los ojos frente a la pantalla, pequeña y luminosa.

LLÁMAME-URGENTE
Un mensaje de Nash. 
Porter miró hacia el lado de su mujer en la cama, vacío salvo por una nota:
He ido por leche, vuelvo enseguida. 
Besos, Heather


Cuando vi la portada tenía claro que quería leer este libro y más cuando lo catalogaban de novela negra o thriller, más thriller que novela negra desde mi punto de vista. Me ha encantado el personaje del asesino, sobre todo las dos maneras en que J. D. Barker nos lo presenta en la historia. Y la leyenda de los tres monos sabios ya es para medalla… Las tramas principales terminan pero deja abierta posiblemente una segunda parte que nos encantaría que el autor continuase. 
Solo una cosa negativa, nos hubiese gustado que el asesino hubiese apretado un poco más las cuerdas a sus capturas, en principio piensas que va a ser un poco tipo 7even, pero se queda un poco light.

martes, enero 22, 2019

Reina Roja | Juan Gómez-Jurado



Una interrupción

Antonia Scott sólo se permite pensar en el suicidio tres minutos al día.
Para otras personas, tres minutos pueden ser un período minúsculo de tiempo.
No para Antonia, Diríamos que su mente lleva muchos caballos debajo del capó, pero la cabeza de Antonia no es como el motor de un deportivo. Diríamos que es capaz de muchos ciclos de procesamiento, pero la mente de Antonia no es como un ordenador.
La mente de Antonia Scott es más bien como una jungla, una jungla llena de monos que saltan a toda velocidad de liana en liana llevando cosas. Muchos monos y muchas cosas, cruzándose en el aire y enseñándose los colmillos.
Por eso en tres minutos --con los ojos cerrados, sentada en el suelo con los pies descalzos y las piernas cruzadas-- Antonia es capaz de:


Hiperreacio a leer este libro, la verdad que no se por qué, seguramente por todo lo que se estaba comentando de él. Hace tiempo leí El Paciente fue un libro entretenido pero no fué para tanto como la gente decía. Pues menos mal que al final me he decidido a leer este libro, más bien a devorar porque esta historia tiene que ser tratada así. El ritmo de escritura es trepidante, Juan Gómez-Jurado no te da tregua en ninguna página y eso es digno de alabar. Me han encantado los personajes y eso que no profundiza mucho en ellos debido a la velocidad con la que se suceden los hechos. Solo hay una pequeña crítica y es que hay momentos donde hay que dejar cocinar las cosas un poco más porque sino, como que no cogen suficiente sabor. Y eso es lo que me ha pasado con el desenlance y con el final. Además el final queda demasiado abierto, que supongo, que en la segunda entrega se cerrarán círculos para comprender totalmente la trama.

lunes, octubre 29, 2018

El Salvaje | Guillermo Arriaga



Desperté a las siete de la noche después de una larga siesta. Hacía calor. Un verano demasiado caliente para una ciudad casi siempre fría. Mi cuarto se encontraba en la planta baja. Mi padre lo había construido con tablas de madera aglomerada junto al baño de visitas. Sin ventanas, iluminado por un foco pelón que colgaba de un alambre. Un catre, un buró pequeño. Los demás habitaban en la planta alta. A través de las paredes de solo dos centímetros de grosor podía escuchar su trajín diario. Sus voces, sus pasos, sus silencios.

Me levanté sudando. Abrí la puerta del cuarto y salí. Toda mi familia se hallaba en la casa. Mi abuela, sentada en el sofá café, veía un programa de concursos en la televisión, un mueble enorme que ocupaba la mitad de la estancia. Mi madre, en la cocina, preparaba la cena. Mi padre, sentado en el comedor, revisaba los folletos de su viaje a Europa. Era el primer vuelo trasatlántico de cualquier miembro de nuestra familia. Mis padres viajarían a Madrid la mañana siguiente y por dos meses recorrerían varios países. Acuclillado, mi hermano Carlos, seis años mayor que yo, acariciaba al King, nuestro perro, un bóxer leonado con una notoria cicatriz en el belfo izquierdo, producto de una cuchillada que un borracho le sorrajó cuando de cachorro le brincó encima para jugar. Dentro de su jaula, Whisky y Vodka, los periquitos australianos, saltaban ansiosos de una percha a otra en espera de que mi abuela los cubriera con un trapo para poder dormirse.

A menudo sueño con esa imagen de mi familia al despertar de la siesta. Fue la última vez que los vi juntos. A lo largo de los siguientes cuantro años todos estarían muertos. Mi hermano, mis padres, mi abuela, los periquitos, el King.


Gracias a Isi he podido disfrutar de esta genial lectura. Guillermo Arriaga ya me tenía conquistado con sus guiones y con El Salvaje ha ocurrido lo mismo. Me encantan las historias con un tono realista y sin miedo a la violencia porque es el pan nuestro de cada día.  Hemos flipado con los matices de los personajes personajes y con las oscuras tramas, que como no, al final se cruzarán a la genial manera de Guillermo. Una joyita de libro escrito con un estilo directo que te va a llegar.  Lo único negativo es que el final se hace un poco largo por la manera de desarrollarse el desenlace, pero es una lectura super recomendable.

jueves, agosto 23, 2018

Los Doce | Justin Cronin



Más tarde, después de la cena y la oración nocturna, el baño si tocaba noche de baño, y luego las negociaciones para dar por concluido el día (Por favor, hermana, ¿no podemos quedarnos un poco más? Por favor, un cuento más), cuando los niños se habían dormido por fin reinaba el silencio, Amy los contemplaba. No existía ninguna norma contra eso. Todas las hermanas se habían acostumbrado a sus vagabundeos nocturnos. Como una aparición, deambulaba de una sala silenciosa a otra, recorriendo arriba y abajo las filas de camas donde estaban acostados los niños, sus rostros y cuerpos dormidos en confiado reposo. Los mayores contaban trece años, a punto de alcanzar la edad adulta, y los más pequeños eran bebés. Cada uno cargaba con una historia, siempre triste. Muchos eran hijos terceros, abandonados en el orfanato por padres que no podían pagar el impuesto, y otros víctimas de circunstancias todavía más crueles: madres muertas al dar a luz o bien solteras e incapaces de soportar vergüenza. Los padres habían desaparecido en las oscuras corrientes subterráneas de la ciudad o habían sido expulsados al otro lado de la muralla. Los orígenes de los niños eran diversos, pero su destino sería el mismo. Las niñas ingresarían en la Orden y dedicarían sus días de oración, la comtemplación y el cuidado de los niños que ellas mismas habían sido, mientras que los niños se convertirían en soldados, miembros de los Expedicionarios, y se comprometerían bajo un juramento de naturaleza diferente, pero no menos vinculante.


Por segunda vez nos enfrentamos a este libro. En esta ocasión hemos tenido sentimientos encontrados. Por momentos nos apasionaba y en otros nos resultaba un poco tedioso y que se avanzaba poco en el desenlace. Pero bueno era un trámite que había que realizar para por fin enfrentarnos al tercer y último libro de la trilogía.

jueves, julio 05, 2018

El Pasaje | Justin Cronin


Antes de convertirse en la Chica de Ninguna Parte (La Que Entró, La Primera, Última y única, que vivió mil años), era tan sólo una niña de Iowa llamada Amy. Amy Harper Bellafonte. El día en que nació amy, su madre, Jeanette, tenía diecinueve años. Jeanette puso a Amy el nombre de su madre, que había fallecido cuando Amy era pequeña, y le añadió el segundo nombre, Harper, por Harper Lee, la señora que había escrito Matar un ruiseñor, el libro favorito de Jeanette, aunque, la verdad sea dicha, era el único libro que había conseguido terminar durante todo el instituto. También podría haberla llamado Scout, por la niña de la novela, porque quería que su hija creciera así, dura, graciosa y lista, algo que ella, Jeanette, no había logrado. Pero scout era un nombre de chico, y ella no quería que su hija fuera por la vida explicando algo así. El padre de Amy era un hombre que había llegado un día al restaurante en el que Jeanette servía las mesas desde que cumpliera dieciséis años, un restaurante al que todo el mundo llamaba la Caja, porque era eso lo que parecía: una gran caja de zapatos de cromo, apartada a un lado de la carretera, con la parte de atrás asomada a campos de maíz y alubias; nada más en kilómetros a la redonda excepto un autolavado de coches, de esos que metes monedas en la máquina y te hace todo el trabajo. El hombre, que se llamaba Bill Reynolds, vendía cosechadoras y trastos grandes por el estilo, hablaba con dulzura y le dijo a Jeanette, mientras ésta la servía café, y también después, una y otra vez, lo bonita que era, cuánto le gustaba su pelo negro como el carbón, sus ojos de avellana y sus muñecas esbeltas, y lo dijo como si lo creyera a pies juntillas…


Parece ser que dos veces no fueron suficientes, tercera vez que leo El Pasaje, será porque no hay libros. ¿ O será porque quiero leer la trilogía entera empezando de cero cuando ya he leído los dos primero volúmenes? Creo que cada vez que lo vuelvo a leer me parece menos interesante aunque casi no me acordaba de nada. De todas maneras si aún no lo has leído creo que la primera vez si que te va a sorprender.

lunes, junio 11, 2018

Rendición | Ray Loriga



Nuestro optimismo no está justificado, no hay señales que nos animen a pensar que algo puede mejorar. Crece solo, nuestro optimismo, como la mala hierba, después de un beso, de una charla, de un buen vino, aunque de eso ya casi no nos queda. Rendirse es parecido: nace y crece la ponzoña de la derrota durante un mal día, con la claridad de un mal día, forzada por la cosa más tonta, la misma que antes, en mejores condiciones, no nos hubiera hecho daño y que sin más consigue aniquilarnos, si es que coincide por fin ese último golpe con el límite de nuestras fuerzas. De pronto, aquello en lo que no habíamos reparado siquiera nos destruye, como las trampas de un cazador que nos supera en habilidad y a las que no prestábamos atención mientras nos distraíamos con el señuelo. A qué negar, en cambio, que mientras pudimos también cazamos así, utilizando trampas, señuelos y grotescos pero muy efectivos camuflajes.

Si uno mira con cuidado el jardín de esta casa, sabrá enseguida que vivió tiempos mejores, que la alberca vacía no desentona con el zumbido de los aviones que cada noche castigan no ya esta propiedad sino todas las de nuestro valle. Cuando ella se acuesta intento tranquilizarla, pero lo cierto es que sé que algo se derrumba y que no podremos levantar nada nuevo en su lugar. Cada bomba en esta guerra abre un agujero que no vamos a ser capaces de rellenar, lo sé yo y lo sabe ella, aunque jugamos y nos hacemos los tontos a la hora de dormir, buscando una tranquilidad que ya no encontramos, un tiempo como el de antes. Algunas noches, con tal de soñar mejor hasta recordamos.


Era un libro que tenía muchas ganas de leer y más cuando ví que había sido premiado con el premio Alfaguara 2017. Ray Loriga nos presenta una historia que nos hace reflexionar sobre las sociedades alienadas en las que no existen los secretos. Un relato tierno, conmovedor, donde un personaje rebelde no está conforme con el estatus dominante y no quiere vivir en una ciudad de cristal donde la gente no huele a nada o todos huelen a borrego.

miércoles, abril 18, 2018

El elefante desaparece by Haruki Murakami



Supe por el periódico que el elefante de la ciudad había desaparecido de su recinto. El despertador había sonado a las 6.13 de la mañana, como todos los días. Fui a la cocina para preparar café, hice unas tostadas, sintonicé una emisora FM en la radio y extendí el periódico de la mañana sobre la mesa mientras me comía la tostada. Acostumbro a leer el periódico desde la primera página, por lo que tardé un tiempo considerable en llegar a la noticia del elefabte. La primera página publicaba un artículo sobre las tensiones comerciales con Estados Unidos, luego había otros sobre la SDI, sobre política nacional, internacional, economía, una tribuna libre, una crítica literaria, varios anuncios de agencias inmobiliarias, titulares de deportes y, en un rincón, una llamada a las noticias locales.


No quiero decir que el libro sea malo, pero yo no lo he entendido para nada, debo de ser demasiado occidental. Me acusan de tener una mentalidad alemana; pues esta cabecita no ha sido capaz de disfrutar de este mosaico de historias oníricas. Mira que Murakami ha sido un autor que en bastantes libros me ha gustado pero creo que con El elefante desaparece vamos a poner un punto y aparte de momento. El problema que he tenido con este libro es que siempre busco algo, una historia, un gignificado, un algo… y seguramente estos relatos sean únicamente para disfrutar de la lectura sin más, sin buscarle ningún significado ni sentido. Soy demasiado cuadriculado para degustarlo.

miércoles, abril 11, 2018

Leo Nickolls y sus portadas de libros





El otro día veíamos la portada del libro Memoirs of an imaginary friend y nos quedamos alucinados por la belleza de la misma. El creador de este diseño es Leo Nickolls, y como veréis en su web es una máquina creando portadas de libros. Un maestro con las ilustraciones, las tipografías, los colores y sobre todo con las composiciones.

jueves, marzo 08, 2018

El hombre que perseguía su sombra | David Lagercrantz


Lisbeth Salander volvía de las duchas tras haber estado en el gimnasio cuando la detuvo Alvar Olsen, el jefe de los guardias, y empezó a darle la tabarra. Era posible que el chico se encontrara algo excitado. Gesticulaba con vehemencia agitando unos papeles en el aire. Pero Lisbeth no oía ni una palabra de lo que le decía. Eran las 19.30.

En la cárcel de Flodberga, las 19.30 era la peor hora. Era la hora en la que pasaba el tren de mercancías con un ensordecedor traqueteo que hacía retemblar las paredes, la hora en la que los pasillos se llenaban del ruidoso tintineo de las llaves y de un olor a sudor y a perfume. A ninguna otra hora del día la prisión se convertía en un lugar tan peligroso como a las 19.30. Era entonces, al amparo del chirrido de las vías del tren y en medio del caos general que se originaba justo antes de que se cerraran las puertas de las celdas, cuando se producían los peores ataques. En esos instantes, Lisbeth Salander se mantenía siempre alerta, paseando la 12 mirada por todos los rincones de la unidad de seguridad; por eso no fue ninguna casualidad que, justo en ese momento, viera lo que le estaban haciendo a Faria Kazi.


Hay libros que no sabes muy bien el por qué se escriben. Es lo que nos ha pasado con El hombre que perseguía su sombra. No tiene la calidad de los tres primeros pero además pierde mucho con respecto al cuarto. Y lo peor de todo es que con un personaje como Lisbeth es un pecado capital no sacarle muchísimo más rendimiento. También cansa un poquito ya Mikael, Millenium y sus artículos bomba.

Si van a seguir sacando algún libro más de esta saga, que no me extrañaría un pelo, money is money.
Es el momento de romper este binomio Mikael-Lisbeth porque sino se van a parecer a los libros de: los cinco en el cerro…, los cinco se escapan, los cinco y el tesoro de la… Pienso que no es justo que se haga esto con la obra de Stieg Larsson.

miércoles, enero 10, 2018

El guerrero a la sombra del cerezo | David B Gil



Una piedra contra un estanque sereno 


Los cascos batían la tierra levantando barro y gravilla a su paso. Sobre su cabeza, la tormenta iluminaba el cielo nocturno para, al instante, estremecer el suelo bajo sus pies. Viento y lluvia le mordían el rostro mientras cabalgaba contra su desdicha.
"¡Ryaaaa, ryaaaa!" gritó a la yegua, que compartía la mirada desquiciada del jinete.
Kenzaburo Arima se esforzaba por controlar al animal valiéndose de sus piernas y de la única mano con la que sostenía las riendas, con la otra abrazaba al niño que se aferraba a él con desespero, la mejilla aplastada contra el ensangrentado peto de su armadura. Aquella criatura de apenas nueve años era Seizo Ikeda, probablemente el último superviviente de la familia Ikeda una vez amaneciera y, por tanto, su señor. Su absoluta prioridad era ponerlo a salvo, protegerlo con su vida. Kenzaburo estrechó su abrazo en torno a Seizo, cubriéndole con la mano el rostro para resguardarlo de la tormenta, y exigió un poco más a su montura. Aún escuchaba a su espalda el choque del acero, los gritos y los llantos, el rugido del fuego hambriento… Se obligó a serenarse y a pensar: "llevas media noche cabalgando, esos gritos solo resuenan en tu cabeza". Sin embargo, volvió a espolear a la yegua por la sinuosa vereda que descendía entre los cedros…


Cuando uno ya no sabe que leer lo mejor es acercarse a la Biblioteca Pública y echar una ojeada por ahí porque seguro que hay un libro esperándote. Esto es lo que me ha ocurrido a mi con El guerrero a la sombra del cerezo. Me encanta la cultura oriental y cuando vi este libro con este título ya sabía lo que iba a leer. He quedado fascinado con la historia y sobre todo como David B Gil crea una novela genuinamente japonesa pero con un punto de vista narrativo europeo. Si te gusta leer no puedes dejar pasar esta novela histórica que te transportará a una época crudsa y bella en que en ningún momento deseas abandonar.

viernes, diciembre 01, 2017

La banda de los niños | Roberto Saviano


-¿Me estás mirando?
-No, para nada.
-¿Y qué miras?
-Oye, hermano, ¡te confundes! Yo no tengo nada que ver contigo.
Renatino estaba entre los otros chicos, hacía rato que lo habían visto en medio de la selva de cuerpos, pero cuando se dio cuenta ya lo habían rodeado entre cuatro. La mirada es territorio, es patria, mirar a alguien es entrar en su casa sin permiso. Observar a alguien es invadirlo. No desviar la mirada es manifestación de poder. Ocupaban el centro de la plaza. Una plazoleta cerrada entre un círculo de edificios, con una única calle de acceso, un único bar en la esquina y una palmera que, por sí sola, tenía el poder de imprimirle un aire exótico. Aquella planta clavada en pocos metros cuadrados de tierra transformaba la percepción de las fachadas, de las ventanas y de los portales, como si hubiera llegado desde la plaza Bellini con un golpe de viento.
Ninguno pasaba de los dieciséis años. Se acercaron respirándose los alientos. Ya era un desafío. Nariz contra nariz, listo el cabezazo sobre el tabique nasal si no hubiera intervenido Briato. Había interpuesto su cuerpo, un muro que delimitaba una frontera.


Nada más que vi la entrevista en el programa Página 2 quería leer este libro aunque la experiencia con Gomorra no fue muy satisfactoria. Y con esta lectura he tenido sentimientos enfrentados, por momentos me gustaba y en otras ocasiones me parecía una lectura bastante planita. Lo que si que tengo claro es que Roberto Saviano ha sabido cocinar el final a fuego lento; todo está a punto de estallar pero te deja con la miel en la puta de los labios. Tendremos que esperar a la segunda parte…

martes, noviembre 07, 2017

El muñeco de nieve



Fue el día que llegó la nieve. A las once de la mañana empezaron a caer los copos densamente y sin previo aviso desde un cielo incoloro, y como un ejercito espacial, conquistaron los campos, los jardines y los prados de Romerike. A las dos, las quitanieves ya estaban funcionando en lillestrom y, cuando a las dos y media, Sara Kvinesland conducía con cautela su Toyota Corolla SR5 por entre los chalés de la calle Kolloveien, la nieve de noviembre ya se había extendido como un edredón por el paisaje ondulado.
Le parecía que las casas tenían un aspecto dierente a la luz del día. Tan diferente que estuvo a punto de pasarse la entrada del garaje. El coche patinó al frenar y oyó un suspiro desde el asiento trasero. En el retrovisor vio la cara de desagrado de su hijo.
-No voy a tardar mucho, cariño…


Cada vez más decepcionado con los libros de Jo Nesbo, más de lo mismo o incluso peor. Séptimo libro que leemos de la saga y seguimos diciendo lo mismo: lo único que se salva es adentrarte más en el personaje de Harry Hole pero poco más. Realmente  con los dos únicos libros que disfruté de verdad fueron Petirrojo y Némesis los dos primeros libros que leí de esta saga, los demás hasta ahora flojitos, flojitos…

sábado, septiembre 30, 2017

El redentor by Jo Nesbo



Tenía catorce años y estaba segura de que, si cerraba los ojos y se concentraba, podría ver las estrellas a través del techo.
A su alrededor respiraban varias mujeres. Era una respiración propia del sueño, acompasada, profunda. Solo una roncaba, la tía Sara, a la que habían colocado en un colchón bajo la ventana abierta.
Cerró los ojos e intentó respirar como las demás. Era difícil dormir, en particular desde que todo lo que la rodeaba se había vuelto de pronto tan nuevo y diferente. Los sonidos de la noche y del bosque que se extendían al otro lado de la ventana en Ostgard eran distintos. Las personas a las que tan bien conocía de las reuniones en el Templo y de los campamentos de verano ya no eran las mismas. Ella tampoco era la misma. Aquel verano, la cara y el cuerpo que devolvía el espejo del lavabo parecían otros. Al igula que sus sentimientos, esas extrañas oleadas de frío y calor que le recorrían el cuerpo cuando alguno de los chicos la miraba. En concreto, cuando la miraba uno de ellos. Robert. Aquel año, él también se había convertido en otra persona.


Sexto libro que leo de la saga de Harry Hole y está claro que este no es el mejor de la serie. Yo lo catalogaría de normal, ni malo ni bueno. Lo único positivo de esta lectura es ir adentrándose más en el núcleo de los personajes, aunque Jo Nesbo se empeñe en que algunos poco puedan contar. Destacar el final donde algún personaje abre una puerta hacia un oscuro pasado.
Y ahora vamos a por el muñeco de nieve…

martes, septiembre 12, 2017

Tiene que ser aquí | Maggie O'Farrell


Un hombre.
Esta en el peldaño, liando un cigarrillo. Hace un típico día variable, el huerto está exuberante, resplandeciente; las ramas, cargadas de lluvia que no cesa.
Un hombre, y ese hombre soy yo.
Estoy en la puerta trasera, lata de tabaco en mano, y veo algo entre los árboles, una silueta, al borde del huerto, donde los álamos se apelotonan contra la valla. Otro hombre.
Lleva prismáticos y una cámara de fotos.
Un ornitólogo aficionado -me digo, mientras me paso el papelillo por la lengua-; los hay por estos parajes; pero al mismo tiempo me digo: ¿De verdad?  ¿Obrsevando pájaros tan arriba del valle?; y también: ¿Dónde estarán mi hija, el pequeño y mi mujer? ¿Cuanto tardaría en llegar a su lado, si fuera necesario?.
El corazón se me pone a mil, me golpea las costillas. Miro el cielo blanco con los ojos entornados. Me dispongo a salir al huerto. Quiero que el tipo ese sepa que lo he visto, que vea que lo veo. Que se percate de lo grande que soy, de mis músculos de antigua estrella de la pista de atletismo (un poco más flojos, menos recios ahora, tengo que reconocerlo). Quiero que se imagine quién saldría peor parado si nos enfrentáramos.


Menos mal que los libros no se leen por las portadas porque sino esta novela no la utilizo ni para calzar la mesa. Me ha sorprendido que la editorial Asteroide haya publicado esta portada, pero bueno, todos los que leemos sabemos que nueve de cada diez libros de esta editorial nos van a gustar.

Maggie O'Farrell me ha cautivado desde las primeras páginas de esta novela. Todo comienza cuando dos personas se conocen y se dan una segunda oportunidad. A partir de aquí la autora entreteje una serie de historias donde iremos conociendo cada vez mejor a los personajes principales y en el punto en el que se encuentran en el presente. Tiene que ser aquí  es un libro que te va a dejar un buen sabor de boca.

jueves, julio 27, 2017

Patria | Fernando Aramburu



Ahí va la pobre, aromperse en él. Lo mismo que se rompe una ola en las rocas. Un poco de espuma y adiós. ¿No ve que ni siquiera se toma la molestia de abrirle la puerta? Sometida, más que sometida.
Y esos zapatos de tacón y esos labios rojos a sus cuarenta y cinco años, ¿para qué? Con tu categoría, hija, con tu posición y tus estudios, ¿qué te lleva a comportarte como una adolescente? Si el aita levantara la cabeza…
En el momento de subir al coche, Nerea dirigió la vista hacia la ventana tras cuyo visillo supuso que su madre, como de costumbre, estaría observándola. Y sí, aunque ella no pudiese verla desde la calle, Bittori la estaba mirando con pena y con el entrecejo arrugado, y hablaba a solas y susurró diciendo ahí va la pobre, de adorno de ese vanidoso a quien nunca se le ha pasado por la cabeza hacer feliz a nadie. ¿No se da cuenta de que una mujer ha de estar muy desesperada para tratar de seducir a su marido después de doce años de matrimonio? En el fonso es mejor que no hayan tenido descendencia.
Nerea agitó brevemente la mano en señal de despedida antes de meterse dentro del taxi. Su madre, en el tercer piso, oculta tras el visillo, desvió la mirada. Se veía una amplia franja de mar por encima de los tejados, el faro de la isla de Santa Clara, nubes tenues a lo lejos. La mujer del tiempo había anunciado sol. Y ella, ay, qué vieja me estoy haciendo, volvió a mirar la calla y el taxi ya se había perdio de vista.
Buscó a continuación, más allá de los tejados, más allá de la isla y de la línea azul del horizonte, y más allá de las nubes remotas y aún más allá, en el pasado perdido para siempre, escenas de la boda de su hija.


Patria es un libro que me ha encantado desde la primera página, una historia de nueve personajes a través de los cuales el autor nos dibuja el día a día del País Vasco. Fernando Aramburu es un crack narrándonos esta historia; desde el principio sabemos que va a haber una víctima y un verdugo pero en ningún momento este es un libro de buenos y malos y ahí está la grandeza de esta novela. Nos han encantado toso los personajes pero las dos madres son el pilar fundamental de la narración.

jueves, junio 01, 2017

Charly Wegelius Gregario | & Tom Southam



Vivo con miedo, y probablemente esta sensación es lo que me motiva a comportarme de un modo correcto la mayoría de las veces porque en realidad, estoy cagado de miedo.
Cuando supe, y me refiero a cuando supe de verdad, que iba a convertirme en ciclista profesional, estaba en el rodillo, justo antes de disputar los Mundiales Contrareloj Sub-23 en Verona, en octubre de 1999.
En ese campeonato siempre hay un runrún porque la categoría sub-23 está llena de corredores que van locos por pasar a profesionales. Es la culminación de la corta vida de una gran parte de esos jóvenes que, debido a su inexperiencia, se implican mucho emocionalmente con todo lo que los rodea. Se trata, pues, de un acontecimiento impregnado de una tensión inevitable.
La competencia por llegar al mundo profesional es feroz, y una contrareloj no es como una prueba de carretera, en la que puedes rodar al amparo de un grupo de compañeros de equipo antes de empezar. En las prueba contrareloj todo el mundo calienta individualmente en rodillos, a pocos metros de los chicos con los que llevas compitiendo todo el año; corredores hacia los que has desarrollado, de forma consciente o no, una profunda antipatía, sin tan siquiera conocerlos. Todo el mundo siente envidia de todo el mundo.
Odio ese tumulto: la prensa, los agentes, los demás corredores y toda la mierda que arrastran consigo las grandes expectativas. Pero ese día, mientras empezaba a calentar rodeado de mi séquito de ayudantes y observadores, vi a dos hombres vestidos con chaqueta azul que se abrían paso hacia mi. Las chaquetas lucían el estampado de los cubos multicolor del logotipo de Mapei, lo que permitía que cualquier aficionado al ciclismo identificara al instante como patrocinadores del equipo ciclista profesional Mapei, el más grande e icónico de la época.


Lo tengo claro; Pedro está empeñado en que mi cultura ciclista aumente mes a mes. Y la verdad es que con este tipo de libros cada día se un poquito más de este duro y peligroso deporte. Y me quedo con este párrafo de la lectura: "Durante once años fui ciclista profesional. Competí en las carreras más duras que existen. Los mejores equipos me querían en sus plantillas y me pagaban bien. Aprendía a sufrir y a darlo todo, pero nunca gané nada. Estaba ahí solo para ayudar".

domingo, mayo 07, 2017

El cártel | Don Winslow



A Keller le parece oír el llanto de un bebé.
El sonido apenas es perceptible debido al rumor sordo de las aspas del helicóptero, que se aproxima a la aldea de la jungla volando a baja altura.
El llanto, si es eso lo que está oyendo, es agudo y estridente, un grito de hambre, miedo o dolor.
Tal vez sea soledad; es el momento más solitario de la noche, la oscuridad previa al alba, cuando llegan los peores sueños, la salida del sol parece lejana y las criaturas que habitan el mundo real y los rincones más oscuros del inconsciente rondan con la impunidad de los depredadores que saben que su presa está indefensa y aislada.
El llanto dura solo unos momentos. Puede que haya entrado la madre y meció al bebé en sus brazos. Puede que hayan sido imaginaciones de Keller. Pero es un recordatorio de que hay civiles allí abajo, en su mayoría mujeres y niños, algunos de ellos ancianos y ancianas, que pronto estarán en peligro.
Ahora los ocupantes del helicóptero se cercioran de que el cargador de sus rifles M-4 esté bien sujeto y de que haya otro pegado con cinta adhesiva a la culata. Llevan cascos de combate, gafas de visión nocturna, auriculares y el rostro ennegrecido. Debajo de los chalecos antibalas con placa cerámica, llevan pantalones de camuflaje con grandes bolsillos que contienen gel energético, imágenes laminadas de la aldea tomadas vía satélite y gasas por si las cosas se ponen feas y tienen que contener una hemoragia.


Esta lectura no me la podía perder, Don Winslow en el cártel lo borda. Narra como nadie estas historias fronterizas de cárteles y drogas. Es una novela extensa pero a cada página ganada es un profundizar en un mundo lleno de paradojas. Lo más sorprende es el final que nos propone el autorque en ningún momento es esperado y que incluso parece verdadero. Si te gusta la novela negra el cártel es un libro que no te puedes perder.

domingo, abril 30, 2017

El joven y las galletitas…



A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren viene con retraso y que tardará aproximádamente una hora en llegar a la estación.

Un poco fastidiada, la señara va al kiosco y compra una revista, un paquete de galletitas y una lata de naranja. Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén.

Mientras ojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. De pronto, la señora ve, por el rabillo del ojo, como el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer ver que no ha pasado nada.; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe y toma otra galletita. La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.

Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda solo la última galletita. - No podrá ser tan cvaradura - piensa… y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas. Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con una mucha suavidad, la parte exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora. - ¿gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita. - De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.

El tren llega. Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: - Sinverguenza.

Siente la boca reseca de ira. Abre el bolso para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado su paquete de galletitas. ¡Intacto!

Maestro: las cosas no son siempre como pensamos.

lunes, abril 10, 2017

American Gods | Neil Gaiman



¿Los límites de nuestro país, señor? Pues al norte limita con la aurora boreal, al este con el sol naciente, al sur limita con la procesión de los equinoccios, y al oeste con el día del Juicio Final.
THE AMERICAN JOE MILLER´S JEST BOOK
Sombra llevaba tres años en la cárcel. Como era un tipo bastante grande y tenía pinta de no andarse con gilipolleces, su mayor problema consistía en encontrar maneras de matar el tiempo. Se dedicaba a entrenar para mantenerse en forma, a practicar juegos de manos con monedas y, sobre todo, a pensar en lo mucho que quería a su mujer.
Lo mejor de estar en la cárcel -quiza lo único bueno, en opinión de Sombra- era aquella sensación de alivio: el alivio que produce sentir que uno ha caído ya lo más bajo que se puede caer y ha tocado fondo. No le preocupaba que pudieran cogerle, porque ya le había pillado. En la cárcel no se despertaba con temor; no le asustaba lo que el mañana pudiera traerle, porque ya se lo había traído el ayer.
Nada importaba, decidió Sombra, si eres culpable del delito por el que te habían condenado o no. Según su experiencia, allí todo el mundo se quejaba de alguna cosa: siempre había algo que las autoridades habían interpretado mal, o algo que decían que habías hecho cuando no era así, o no lo habías hecho exactamente como ellos decían. Lo único importante era que te habían pillado.


El libro más absurdo que he leído en mi vida y el problema no ha sido el argumento sino la manera de escribir. Un relato fragmentado que le ha faltado un elemento aglutinador que haga que todo tenga un poco de sentido. Leer esta historia ha sido un gran suplicio y no creo que me vuelva a tocar un libro de este autor ni con un palo.